Muere el sociólogo Alain Touraine; investigó la sociedad posindustrial

El sociólogo francés Alain Touraine, quien ganó el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación 2010, murió ayer a los 97 años.

Touraine fue pionero en la investigación de los movimientos sociales y uno de los padres del concepto de la sociedad posindustrial, que estudia las consecuencias sociales de cómo los elementos inmateriales —como el conocimiento y la información— han sucedido a a las fuentes de riqueza y poder.

Alain Touraine, estudioso de la crisis de la modernidad, realizó estudios en las Universidades de Columbia, Chicago y Harvard. En 1960 se convirtió en investigador senior del École Pratique des Hautes Études (actualmente la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París), donde fundó el Centro de Análisis y de Intervención Sociológicos (Cadis).

El intelectual francés, distinguido con numerosos doctorados Honoris Causa, tuvo gran relación con la Academia Europea e Iberoamericana de Yuste.

El sociólogo francés afirmó que su intención como académicos de Yuste era “fomentar los intercambios entre los individuos y culturas diferentes y estos intercambios no son posibles si no encontramos y respetamos en todas partes y en todas épocas estos principios tan sencillos y tan fundamentales, que son la dignidad de todos y el respeto que todos se merecen, y también la conciencia de la necesidad de un desarrollo sostenible sin el cual vamos todos a una catástrofe”.

Touraine reiteró la intención de que las palabras se oigan más que las armas, de inventar una Europa unida en su diversidad. “Los europeos que no son ni dominantes ni dominados pueden abrir los caminos de la paz entre países en conflicto y en guerra. Es nuestro deber rechazar la división del mundo entre luz y sombra, y de encontrar siempre formas de comprensión mutua más allá del ruido de las bombas”, destacó.

EL PROBLEMA FINAL RINDE TRIBUTO A SHERLOCK HOLMES

Alfaguara publicará el próximo 5 de septiembre El problema final, la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte que sirve de homenaje a uno de los detectives más importantes de todos los tiempos, Sherlock Holmes, a su autor, Arthur Conan Doyle, y al actor que le dio su rostro y su imagen, Basil Rathbone.

Ambientada en 1960, también hay en la historia un homenaje al cine y, en última instancia, a la ficción y a su indiscutible influjo en la realidad, según ha informado la editorial.

Lo he dicho en varias ocasiones: considero que Sherlock Holmes, con Don Quijote y con los tres (cuatro) mosqueteros, son los personajes más grandes, fascinantes y originales de la literatura universal”, apuntó  Pérez-Reverte.

La novela se sitúa en junio de 1960. Un temporal mantiene aisladas en la isla de Utakos, frente a Corfú, a nueve personas alojadas en el pequeño hotel local. Nada hace presagiar lo que está a punto de ocurrir: Edith Mander, una discreta turista inglesa, aparece muerta en el pabellón de la playa.

-Europa Press

Foto: Archivo

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