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Expresiones

Francisco Icaza, el valle y la tempestad

El Museo del Palacio de Bellas Artes presenta la exposición Me quiero ir al mar, con 145 piezas

Notimex | 14-06-2019
Tres núcleos temáticos. La muestra se divide en Memorabilia, Pájaros y figuras y Obra última. Foto: Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO.

Como una persona de tempestades y valles, que despertaba tanto momentos complejos como discusiones, pero también metía orden, pintor que estuvo rodeado de personajes como Rufino Tamayo, Manuel Felguérez o José Luis Cuevas, por citar algunos, y a quienes les aprendió, así definió el curador Santiago Espinosa de los Monteros al pintor Francisco Icaza (1930-2014).

Para conocer más sobre su vida, trabajo artístico y sus relaciones con intelectuales y artistas de la época, el Museo del Palacio de Bellas Artes lo recuerda con la exposición Francisco Icaza. Me quiero ir al mar, que estará abierta al público a partir de hoy y hasta el 8 de septiembre.

Compuesta por 145 piezas, se trata de la instalación más ambiciosa que se ha hecho, aseguró Espinosa de los Monteros, para quien a pesar de haber expuesto en el Museo de Arte Moderno hace algunos años, la de Bellas Artes es sólo “la punta del iceberg de la obra del maestro”.

Tuvo exposiciones relevantes en el Museo de Arte Moderno, pero cada una muy acotada a un periodo y ésta es la más ambiciosa. Quiero que esto llame a curadores e investigadores jóvenes, pues hay mucho más que investigar sobre Icaza, mucha más obra y mucho más de la vida del maestro”, señaló.

La instalación es un recuento de la trayectoria del pintor nacido en El Salvador, al presentar al público obras desconocidas o bien, pocas veces exhibidas.

Fundador y participante en varios movimientos artísticos importantes, como el Salón Independiente, Nueva Presencia, Los Interioristas y en exposiciones como Confrontación 66 en México, Icaza fue un personaje relegado dentro del ámbito cultural por el régimen en turno, explicaron los organizadores  de la exposición.

La no presencia de Icaza en muchos momentos se debió un poco a sus viajes, a que era una persona que decía muchas netas y a no todo mundo le hacía gracia; eso fue lo que lo aisló, pero se trató de un hombre que escogió muy bien a sus dialogantes”, recordó el curador.

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