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Expresiones

Enzia Verduchi escribe sobre una locura que nutre la poesía

La escritora inspira su nuevo libro en Nanof, un hombre que vivió 30 años en un siquiátrico de Italia y dejó plasmado en los muros un código secreto

Mario Alberto Medrano | 14-04-2019
Foto: Héctor López
Foto: Héctor López

CIUDAD DE MÉXICO.

Recluido por más de 30 años en el Hospital Psiquiátrico Judicial de Volterra, en la Toscana, a donde arribó en 1956, Oreste Fernando Nannetti, conocido como Nanof, realizó en uno de los pabellones de este instituto un mural, con la hebilla de su cinturón, en el que logró inventar su propia tabla periódica, escribir versos, así como plasmar diversas imágenes e ideas. Tras años de investigación y escritura, Enzia Verduchi pudo concebir Nanof (Vaso Roto Ediciones), poema de largo aliento construido a partir de los diálogos en la mente de Nannetti.

En 2008 fui a la unidad siquiátrica de Volterra. Recuerdo que era mi último día en ese lugar. Hasta ese momento no había logrado hallar el grafiti de Nannetti; pero la chica de un bar, que está junto al siquiátrico, me recomendó que hablara con un hombre muy mayor, quien realmente había sido el encargado de la caldera en Volterra. Él me dijo que sí existía el muro, pero que a nadie le interesaba. Me llevó. Tuvimos que subir una colina y logramos llegar. Y ahí es donde tomé el video y las fotografías.

Después de esa experiencia, y de una charla que tuve con Raúl Zurita, surgió la estructura de mi libro, que era algo extraña, pero así tenía que ser; es decir, cinco diálogos en donde todas las partes corresponden a una etapa: la primera habla del siquiátrico, la segunda se centra en Volterra, la tercera gira alrededor de un caso específico, la cuarta recuerda la experiencia de la infancia y la quinta es la desesperación de estar en Volterra y no hacerse entender”, dice la escritora.

Catalogado por el propio Zurita como el primer gran poema-entrevista, Nanof se compone de diversos interrogatorios donde el lector conoce las respuestas, pero no las preguntas. Asimismo, dentro del universo del poema hay una reinterpretación, por parte de Verduchi, de siete elementos de la tabla periódica, como lo hizo Nannetti en su mural, y una zona llamada Groenlandia, donde la poeta indaga la relación amorosa que Nanof, a través de cartas, tuvo con Milena, una mujer de quien hasta la fecha no se tiene registro de su existencia.

Mientras escribía el libro, pensé que, si Nannetti tuvo la capacidad de testimoniar todo lo que ocurría dentro de Volterra, inventarse una tabla periódica alterna, crear todo un sistema físico-químico, yo debía tener la capacidad de entenderlo para interpretarlo. Me parecía una empresa difícil, porque era un hombre y porque no sabía qué puede pensar alguien a quien el cerebro le funciona diferente al resto de los mortales.

Por su parte, Groenlandia quiere desentramar la relación de Nannetti con una mujer llamada Milena, quien parece no existió, pero creo que fue la manera en la que Nanof pudo sobrevivir. Durante mucho tiempo escribió cartas. A partir de éstas me plantee el otro envés. Cuando la mayoría de la gente piensa la pasión que alguien le provoca, su primera imagen es el fuego, las brasas, yo creo que, así como el fuego quema, el hielo también abrasa. Groenlandia es esta pasión gélida. Este espacio del poema también reproduce una situación personal de una separación, por eso el tono es un poco distinto, pero pude relacionarlo todo en un solo espacio del libro”, comenta la también periodista.

Fue en 1995, mediante el disco The Nuclear Observatory of Mr. Nanof, de Piero Milesi, que Verduchi tuvo noticia de la existencia de Nannetti, pero fue hasta 1997 que supo que no era una invención de Milesi, sino que se trataba de un hombre real, de quien se sintió atraída desde el inicio. “Un día se me ocurrió buscar el nombre de Piero Milesi + Nanof: porque yo quería saber quién era Milesi, yo no tenía información de él, pero grande fue mi sorpresa al enterarme que Nanof no era un astronauta, como yo creí debido a la portada del disco, sino que realmente había existido y se llamaba Oreste Fernando Nannetti. Fue una mañana de 2004 que escribí en forma el primer diálogo de este libro, el cual hablaba de barbitúricos, cuestiones siquiátricas; esto que escribí fue como si me lo hubiera dictado alguien. Sé que esta historia me buscó a mí”.

Heredera de la tradición poética italiana, Verduchi, quien reconoce que primero aprendió a leer en italiano, lo que es significativo para su poesía, asegura que un libro de poesía también debe contar una historia. “Hace poco alguien me preguntó por qué escribir un libro de poesía y no una novela, a lo que respondí que simplemente porque Nanof interpretó el mundo a través de versos y poemas yo sentí que debía serle fiel y debía (re)interpretarlo a través de ese mismo género. Además, soy fiel creyente de que la poesía puede contar una historia.

Los poetas italianos son muy directos, y no por eso son poetas menores; pero si analizamos la historia de la poesía, antes de que la novela existiera como tal, existía la poesía épica. La novela y el cuento le deben mucho a la poesía. Y al igual que la narrativa, la poesía puede hablar de estados de ánimo del personaje, en este caso Nannetti, hablar de pensamientos, pero también habla de olores y sabores”, afirma Verduchi.

A decir de la poeta, este libro es el que más tiempo lleva escribiendo de los que ha publicado. “Nanof, podría decir, es mi trabajo más pensado, más largamente escrito; y es extraño, porque siempre he dicho que este libro, aparentemente, no tiene nada que ver conmigo, pero ahora puedo afirmar que es el libro más personal que he escrito; aunque no hable de mis padres, de mis hermanas, de este asunto entre Italia y México”, concluye.

 

cva

 

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