San Fermín

Hermoso de Mendoza considera a Pamplona su casa, pues su natal estela se encuentra a poco más de 40 kilómetros, una media hora en auto, por lo que su adiós ha sido en calidad de local.Francamente emotivo ha resultado el adiós del rejoneador nacido en Estela, Navarra, ...

  • Hermoso de Mendoza considera a Pamplona su casa, pues su natal estela se encuentra a poco más de 40 kilómetros, una media hora en auto, por lo que su adiós ha sido en calidad de local.

Francamente emotivo ha resultado el adiós del rejoneador nacido en Estela, Navarra, España, Pablo Hermoso de Mendoza, en el marco de la Feria de Pamplona, los Sanfermines, que siguen siendo unos de los festejos más importantes del planeta de los toros, y que tienen como protagonista principal al toro de lidia, que es el eje de dichos festejos. Hermoso de Mendoza considera a Pamplona su casa, pues su natal estela se encuentra a poco más de 40 kilómetros, una media hora en auto, por lo que su adiós ha sido en calidad de local, sinceramente que emocionó a los asistentes el momento de la despedida después de su última actuación la tarde de ayer, en particular cuando llegaron los mariachis para entonar, en los propios medios, El Rey de José Alfredo Jiménez, momento imborrable pues gran parte de sus éxitos y trayectoria a lo largo de mas de 30 años han sido en nuestro país.

La pequeña población de Navarra, al norte de España, apenas tiene más de 200 mil habitantes, sin embargo, en el marco de las festividades del 7 al 14 de julio, sencillamente resulta insuficiente para los millones de visitantes que fundamentalmente de todos los rincones de la península ibérica se dan cita para estar presentes en los encierros matutinos, en el que los toros que se lidian en la tarde son corridos por el centro de la pequeña población navarra, tradición que fue difundida al mundo por el gran escritor norteamericano Ernest Hemingway en 1926 con su novela The sun also rises, donde hizo mundialmente famosa a la festividad en honor al santo patrón de Pamplona, San Fermín.

Allá por 1981, hace 43 años, tuve la gran suerte de acudir por primera vez a ese maravilloso sitio de fiesta, toros, y sobre todo, alegría, es un estruendo de luminosa fiesta que se detiene para descansar tan sólo unas horas al término del encierro matutino y los muy necesarios churros con chocolate, para recobrar la interminable festividad a partir del mediodía, hasta el amanecer.

En ese marco, nuestro paisano, Isaac Fonseca de Morelia, Michoacán, estará reapareciendo en los ruedos mañana, después de su triunfal y accidentada actuación en Cutervo, Perú, apenas hace una semana, para, a pesar de estar aún lesionado de la luxación del codo derecho, partir plaza en ese coso en el que triunfó rotundamente el año pasado. Ojalá que, a pesar de la lesión pueda revalidar su valeroso éxito para así seguir sumando fechas y triunfos. Fonseca es un valiente a carta cabal.

¡Viva San Fermín!

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