Evocador abrazo
Rafael Márquez tuvo un reencuentro especial con Marcelo Gallardo en su viaje a Argentina con la Selección Nacional; ambos coincidieron en su etapa como futbolistas en el Mónaco.
El pasado martes por la noche, en el marco del partido del River Plate y el combinado nacional que representó a la Selección Mexicana en el estadio Monumental de Buenos Aires, fui testigo de un abrazo entre el gran Rafa Márquez y Marcelo Muñeco Gallardo, y eso provocó que vinieran a mi mente momentos vividos hace poco más de 23 años durante mi visita al defensa mexicano cuando militaban ambos jugadores en el Mónaco.
Rafa comenzaba a destacar en el futbol europeo, apenas a sus 21 años, gracias a sus enormes cualidades, por las que rápidamente se consolidó, a pesar de su juventud, como un titular indiscutido del equipo monegasco, que en ese tiempo era dirigido por el debutante técnico Didier Deschamps, hoy, uno lleno de loas y títulos en la selección gala. Uno de los pocos compañeros latinos con el que Márquez estrechó amistad fue precisamente con Marcelo, jugador formado en el River Plate, y que ahora es un técnico lleno de títulos en esa misma institución que, cosas del destino, enfrentó al representativo tricolor.
Recuerdo haber hablado previo a viajar a Europa con Rafa, quien amablemente me esperaba en el club, donde solicitó permiso a Deschamps para que grabáramos el entrenamiento, así como entrevistas con el propio Rafa, Marcelo y el actual entrenador de Francia, que tan sólo es la tercera persona en ganar un campeonato del mundo de futbol como jugador y entrenador.
Márquez nos trató extraordinariamente, un gran anfitrión, y después pasamos una cena muy agradable en ese hermoso lugar que es Montecarlo, un día inolvidable, apenas unos días antes del atentado en contra de las Torres Gemelas, ése que cambió el rumbo del mundo; era en los inicios de septiembre de 2001.
Ahora, Gallardo es un verdadero semidiós para los aficionados del River, de hecho, se llevó la ovación más estruendosa en la presentación del equipo, después abrazó con un nostálgico y amistoso cariño a Rafa, que en el vuelo de regreso en el que coincidimos me relató que tuvieron una cena muy feliz al término del partido. Innumerables anécdotas y recuerdos habrán surgido en aquella mesa bonaerense, dos viejos amigos que siguen ligados al futbol, uno como el gran líder del River y el otro que, en un futuro, será, indudablemente, un técnico de altos vuelos.
Evocador abrazo…
