El imperfecto Don Larsen
Yankees y Orioles realizaron en 1954 el cambio, que se mantiene como el más grande en la historia del beisbol de las Ligas Mayores y el cual incluyó a 17 peloteros. El pitcher Don Larsen, quien había sido el líder de derrotas al sumar 21 con Baltimore, estuvo ...
Yankees y Orioles realizaron en 1954 el cambio, que se mantiene como el más grande en la historia del beisbol de las Ligas Mayores y el cual incluyó a 17 peloteros. El pitcher Don Larsen, quien había sido el líder de derrotas al sumar 21 con Baltimore, estuvo involucrado en ese movimiento. Nadie pudo advertir que dos años después lanzaría el único juego perfecto en una Serie Mundial.
Larsen era más conocido por sus escapadas nocturnas que por ser un buen lanzador. En aquel Clásico de Otoño ante Dodgers, en 1956, tuvo una primera apertura para el olvido al enfrentar a sólo 10 bateadores y permitir cuatro carreras, en apenas una entrada y dos tercios de labor.
Ni él mismo pudo imaginar que en su siguiente salida lanzaría un juego perfecto.
Al llegar ese día al estadio, Larsen, quien una noche antes se había ido a tomar unas copas, se encontró con dos anuncios en su casillero: un requerimiento judicial por la falta de pago de pensión a su esposa e hija y una pelota de beisbol colocada sobre de uno de sus spikes. Era la señal de que sería el abridor de ese quinto juego.
La decisión del manager de los Yankees, Casey Stengel, resultó sorpresiva. Pero más sorpresivo fue observar a un Larsen dominante en la loma.
En la sexta entrada se dio cuenta que lanzaba un juego sin hit ni carrera al sentir que sus compañeros lo dejaban en soledad, como parte de la tradición beisbolera en este tipo de situaciones. “Todos me evitaban como si fuera la peste”, expresaría años después de su hazaña.
Larsen, quien en alguna ocasión fue definido por Mickey Mantle “como el mejor bebedor que he conocido”, ahora acariciaba la gloria deportiva.
Al retirar el out 27, el pitcher diestro, de 1.93 metros de altura y 97 kilogramos de peso, sabía que había lanzado un juego sin hit ni carrera, pero fue hasta llegar al clubhouse de los Yankees, que se enteró que en realidad había logrado un perfecto.
Larsen, quien en la pretemporada de ese año, destrozó su auto al estrellarse contra una cabina de teléfono luego de una salida nocturna, recibió un corvette como premio de Jugador Más Valioso
En 2012, recuperó su uniforme que portó en aquel juego y que lo había prestado al Salón de la Fama de San Diego. Su deseo fue subastarlo para pagar las carreras universitarias de sus nietas. La famosa prenda superó los 700 mil dólares en la puja realizada entre coleccionistas.
Don Larsen, el pitcher que se convirtió en una luminaria sin tener los números de una gran estrella, murió en el primer día de 2020 a los 90 años. El expitcher de los Yankees aseguraba que su hazaña podría ser igualada, pero jamás la iban a superar.
Son ya casi siete décadas de aquella hazaña y la joya todavía se mantiene intacta.
