Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Un offside fuera de lugar

23 de Abril de 2019

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Como reflejo de la estupidez humana, de la costumbre y la necedad, el futbol soccer corre, en materia de tecnología de punta, con la fulgurante rapidez del caracol. Especialistas y estudiosos afirman que los vencedores de una competencia son aquellos que mejor se adaptan a las condiciones de la lucha.

En los últimos años se han presenciado cambios sustanciales en la mayoría de los deportes, tanto en la modificación de las reglas como en la incorporación de la tecnología. Un acontecimiento que causó volcánica polémica en la final de los 100 m nado libre en los Juegos Olímpicos de Roma entre el australiano John Devitt y el estadounidense Lance Larson, ambos con 55.2, motivó que de inmediato se buscara una solución y se emplearan las placas electrónicas.

Es un hecho científico, indiscutible, que el ojo humano no discierne acontecimientos por debajo de un tercio de segundo. En una final cerrada de atletismo el ojo no es capaz de ubicar la posición de los ocho sprinters. En el tenis, el ojo de halcón, terminó con la polémica de la ubicación de la pelota. A fines de la década de los 80 y principios de los 90, una computadora, el voleibol, podía detectar con precisión y velocidad, al jugador con mayor desaciertos en la recepción; y sobre él se dirigen los ataques.

Por qué si la tecnología puede distinguir con exactitud, en el río humano de piernas en el maratón, el tiempo correspondiente a cada atleta, ¿por qué no se implementa la tecnología para juzgar con objetividad el offside en el futbol?

En la agonía del partido de cuartos de final entre el Manchester City vs. Tottenham se presenció un acontecimiento que dio un brusco giro de 360 grados que rompió la imagen recogida por el ojo: el pase del Kun Agüero a Sterling y el gol que se festejó ruidosamente y que le desencajó el alma a otros. Fue un offside fuera de lugar de la modernidad tecnológica.

Es harto complicado para el árbitro, los abanderados y espectadores en línea de perfil con el suceso, determinar el fuera de lugar. Algunas veces no. Considere que, en un sprint muy corto, un futbolista puede correr a 36 kilómetros por hora. Significa que son 10 m en un segundo: igual a 3 m en 3/10, imposible de apreciar por el ojo y difícil relacionarlo con el instante del pase.

Si ya el árbitro cuenta con un dispositivo que le señala cuándo el balón cruza la línea de portería y es gol, igual se debe hacer con el offside.

 

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