Campo de guerra

En materia de política bélica se puede estar en total desacuerdo con Europa, EU y los países anglosajones. Se indignan; el rostro se les cubre de rojo ira feroz y se paran de pestañas con el conflicto Rusia y Ucrania, en cambio, frente al escenario de sevicia Israel-Palestina los aliados son como los tres monos sagrados del templo budista de Jizsyasú, en Nikko: no ven, no oyen, no hablan; una espesa cortina de niebla les oculta los acontecimientos. Ante sucesos semejantes emplean dos tipos de pesos y medidas, justificados en argumentos deleznables. Séneca, ante el milagro de la vida, expresa el porqué a una persona que le corta la vida a otra la condenan a cadena perpetua o pena de muerte, en cambio, a un general que asesina a decenas, cientos, a miles, lo reciben con vítores y honores. Pero, en materia de cultura deportiva, en la relación del fair play, espíritu y juego limpio, el respeto y cumplimiento a las reglas, en términos generales, son un arquetipo. Finalicé la anterior colaboración relacionada con el 2:06.50 de Eliud Kipchoge y su 10º lugar en el maratón de Tokio con: “Resta la decisión de la Federación de Kenia y la valoración de él, de su estado de forma”. El espectacular universo del maratón de Kenia se edificó en la cultura anglosajona. Kenia se independizó y dejó de ser colonia de Gran Bretaña el 12 de diciembre de 1963. Pero ya antes el inglés John Velzian esparcía sus profundos conocimientos de fondo y maratón en el Valle del Rift. En la esfera inglesa deportiva no cuentan los antecedentes ni la gran clase del atleta, lo esencial son los Trials de selección, son las bases, el cumplimiento. El 28 de febrero de 1998 el superatleta Daniel Komen corrió las dos millas en el asombroso RM de 7’58”91 en Hechtel, Bélgica. Poco antes de los JO de Sidney se presentó con Kipchoge Keino, el astro de México 68 en los 1,500 m lisos. Le dijo: “Estoy espléndidamente preparado para ganar en Australia el oro y romper el RM de los 5,000 m planos”. Kipchoge le respondió: “Se te convocó al torneo selectivo. No asististe. No eres miembro de la selección de olímpica”. El nombre de Komen no existe en el podio olímpico. Este esquema de pensamiento no encaja en países bananeros ni sentimentaloides, en donde la disciplina les resulta de lo más extraño. Otro ejemplo es el que vivió el inmortal Murray Rose, ganador del doblete olímpico de 400 y 1,500 nado libre. Rompió récord mundial en 17’01.8. No asistió al Trial de Australia y fue descartado de representar a su país en los JO de Tokio 64. Objetivamente, el 2:06.50 no alienta ninguna esperanza de podio. Nadie más que Eliud conoce su estado de forma y las reales perspectivas para el 10 de agosto en el cruel kilometraje de los 42,195 m. Es probable que entre a un campo en el que sostendrá una guerra mental entre su ambición y deseo agonal de intentar la conquista del tercer oro con una valoración real de su recuperación, ante el cronómetro, junto con el peso del calendario biológico. Decisión compleja, entre él y Patrick Sang, pulsar sin romanticismo, si van a asistir a París en busca de un destino glorioso, profesional, o…

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