Salomón tiene razón

¿No es irónico que en medio de propuestas para limpiar la ciudad lo que más abunde sean precisamente estos residuos políticos?En el espectáculo del circo político que se ha montado en torno al “segundo debate chilango”, un elemento inesperado ha logrado llamar ...

  • ¿No es irónico que en medio de propuestas para limpiar la ciudad lo que más abunde sean precisamente estos residuos políticos?

En el espectáculo del circo político que se ha montado en torno al “segundo debate chilango”, un elemento inesperado ha logrado llamar la atención no por su colorido o su audacia, sino por su completa honestidad. Me refiero, cómo no, a Salomón Chertorivski, el candidato de Movimiento Ciudadano a la Jefatura de Gobierno, quien, en un momento de clarividencia o tal vez de desesperación (¿quién podría culparlo?), ha señalado a uno de los elefantes en la sala: la basura electoral.

Salomón, en un acto que bien podríamos comparar con aquel niño del cuento que señala que el emperador va desnudo, ha denunciado la cantidad obscena de “basura electoral” que han generado sus dos contendientes, Clara Brugada y Santiago Taboada. ¡Y vaya si tiene razón! No se refería sólo a los volantes, carteles y promesas vacías que inundan las calles (y que ya están prohibidas por el Código Federal de Procedimientos Electorales), sino a esa otra basura menos tangible, pero igualmente nociva: las acusaciones, los ataques sin sustancia y las estrategias políticas que, en vez de elevar el debate, lo arrastran por el lodo.

¿No es irónico que en medio de propuestas para limpiar la ciudad lo que más abunde sean precisamente estos residuos políticos? Es como prometer aire fresco mientras se sopla humo directamente a los rostros de los electores. Pero no nos engañemos, estimados lectores, esto no es más que un reflejo de la política tradicional, donde la regla parece ser que si no puedes convencerlos, confúndelos.

Clara y Santiago, por supuesto, han jugado sus cartas dentro de ese mágico realismo político que nos obliga a preguntarnos si estamos asistiendo a un debate para elegir al próximo jefe de Gobierno o al guionista principal de una telenovela de baja calidad. Entre promesas grandilocuentes y acusaciones cruzadas, Salomón ha optado por señalar la farsa que, sorprendentemente, parece haber resonado entre algunos sectores del electorado cansados de la misma vieja política de espectáculo.

El señor Chertorivski parece proponer algo radical: ¿y si en lugar de tirar basura, realmente discutimos ideas? ¡Qué concepto tan revolucionario! Tal vez, sólo tal vez, en lugar de ver quién lanza el golpe más bajo, podríamos elevar la mirada y aspirar a un debate que realmente aborde los problemas que enfrentan los ciudadanos todos los días.

Así que sí, Salomón tiene razón. Pero no nos aventuremos demasiado lejos en nuestra admiración, porque, al final del día, esto sigue siendo política y él también juega el juego. Sin embargo, en un mar de promesas vacías y campañas ensordecedoras, su llamado a limpiar la basura no sólo de nuestras calles, sino de nuestra retórica política, suena no sólo sensato, sino necesario. Aunque naïf…

Y, mientras tanto, nosotros, los espectadores de este teatro del absurdo podemos hacer nuestras apuestas: ¿cuánto tardará este fugaz momento de claridad en ser sepultado bajo una nueva capa de más basura electoral? ¡Adivinaste!

  • #DATODURO

De acuerdo con la Fundación por el Rescate y Recuperación del Paisaje Urbano (FRRPU), la propaganda por la jornada electoral que se llevará a cabo en el 2024 duplicará la basura electoral, para llegar hasta las 25,000 toneladas sólo en la Ciudad de México. Basura ilegal no reciclable. Si los políticos son los primeros en violar la ley, es que, efectivamente, tal vez solamente sean “políticos basura”.

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