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Legalizar en serio

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Histórico. Tardío, pero histórico. Nos tardamos. Es sumamente necesario que de una vez por todas sacudamos el prejuicio y le entremos en serio a la discusión. Hace falta esto último. Hacerlo, pero bien, por completo. Aplaudimos que los legisladores lleven el tema de la legalización de la mariguana al pleno. Esta planta, como el tabaco, incluso, el alcohol, son productos altamente consumidos en el país.

El libre albedrío lo permite, por eso ha sido un despropósito tener el mercado cannábico en la sombra por tanto tiempo. Aplaudimos el debate, repito, y cómo éste avanza, pero es necesario que no sólo lo reglamenten, como lo están haciendo ahora, sino que de verdad se despenalice su consumo. Que quienes decidan hacerlo, echarse un porro, pues, lo hagan sin tener encima el dedo estigmatizante.

Ayer, el Senado aprobó la legalización del uso recreativo, médico, científico e industrial de la mariguana. Los diputados tienen hoy el asunto en sus manos, pueden palomear lo enviado por los senadores o pueden retacharlo para obligarlos a hacer de la Ley General para la Regulación de la Cannabis una legislación histórica, pulcra. Lo que ya tuvo luz verde fue la posesión de casi 30 gramos (28, para ser exactos), el equivalente a una cajetilla de cigarros, refieren notas periodísticas, y entre 6 y 8 plantas por hogar. Queda prohibido su consumo en lugares públicos y en donde se apliquen medidas contra el uso de tabaco. Sólo podrán acceder a esta planta y cualquiera de sus derivados, mayores de 18 años, podrán cultivar, portar y consumir siempre que estén dados de alta en el nuevo Instituto Mexicano para la Regulación y el Control del Cannabis. De lo contrario, el estigma y las sanciones.

La nueva dependencia será la encargada de establecer el nivel máximo de THC (sustancia sicoactiva) y el cannabidiol; además, regulará a los establecimientos que sean autorizados para su venta. Incluso da a los ejidos y comunidades campesinas, la oportunidad de obtener una licencia para cultivo, transformación… y hasta exportación de la planta. Crear una industria que, en la oscuridad, nos ha demostrado su alcance y potencial, pero con la garantía de la legalidad, nos dicen.

Tras la aprobación en lo general en el Senado del uso lúdico de la mariguana, ahora es en San Lázaro donde deberá finiquitarse lo que ya había ordenado la Suprema Corte que debía ser reglamentado: modificar los artículos 235, 237, 245 (fracción I), 247 y 248 de la Ley General de Salud. Los activistas que por años han estado en lucha por la despenalización, piden porque la atención se ponga en la fracción I del artículo 245, porque es ahí donde se genera una prohibición y, en consecuencia, un sentido de ilegalidad en el consumo y bloquea el libre desarrollo de la personalidad, como lo resolvió la Corte.

Este debate debe servir para legalizar, para sacar de la sombra todo aquello que era innecesario que permaneciera ahí, pero el dictamen palomeado no da garantía alguna para eliminar la criminalización, porque, ¿de qué manera se asegurará la autoridad de que nadie porte más de 28 gramos si no es con una detención? Eso es lo que debe eliminarse para poder hablar de un debate redondo. Si van a discutirlo y ponerlo en la ley, que lo hagan en serio, apelando a las libertades, sólo a eso.

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