La marca México y AMLO

México por encima de Suiza, Holanda, Indonesia, Rusia, Brasil y Suecia, incluso de Taiwán. La marca México vale 1.04 billones de dólares. Mucho más que las naciones antes mencionadas. Es el rank de las marca-país más valiosas del mundo. El nuestro avanzó dos lugares en la última medición (2017). A pesar de la coyuntura, nuestro país sigue posicionándose como un destino para la inversión, el descanso y el desarrollo. Es una incubadora de talentos y eso le es reconocido en el mundo. El análisis lo realiza Brand Finance, consultora que evalúa empresas y negocios con base en tres ejes: bienes y servicios, sociedad e inversión.

¿Y por qué nos importa? Porque dentro de los planes de austeridad del próximo gobierno está la idea de desaparecer la oficina encargada de nuestra marca-país o enviarla a Turismo, como si la marca fuera sólo un flyer de agencia de viajes. Valdría la pena decirles que no es tan buena idea: que no estamos como para tirar a la basura una marca que ha tomado dos décadas construir y que hoy vale más de mil mdd. Marca México hoy es muchísimo más que Acapulco o Cancún. Se ha convertido en el verdadero mástil de eso que hoy vale tanto en el mundo como la diplomacia misma: el denominado soft power. Por todas esas (y muchas más) razones, sería mejor enviarla a la cancillería que encabezará Marcelo Ebrard.

Sabemos que la coyuntura nacional no es la óptima —tanta violencia por el crimen organizado, confrontación política, tantos inaceptables últimos (o infames primeros) lugares en los rankings internacionales, incertidumbre por la renegociación del TLCAN y un largo etcétera—, México sigue en la mira del ojo extranjero y eso se lo debemos en gran medida a lo que la marca México ha logrado para mostrar al mundo nuestras mejores caras, nuestras facetas más enriquecedoras. Y esto, todo eso, significa certidumbre.

México es tierra fértil para la inversión. Es uno los mercados favoritos para generar exportación: sembramos, producimos, fabricamos con alta calidad, las grandes corporaciones lo saben, por ello cada vez son más las empresas que instalan sus plantas y manufacturas aquí. A pesar, incluso, de las amenazas de personajes como Trump. Y es por esto, justamente, que con todo y la actitud retadora del ocupante de la Casa Blanca, es que la renegociación del TLCAN avanza. Estados Unidos, que ocupa el primer lugar del rank de Brand Finance, sabe el peso que un país como el nuestro tiene al interior de su economía. Lo mismo sabe el segundo lugar en la lista: China. País con el que se comenzará a tejer una nueva relación.

Cuando se promueve un país en el mundo no sólo se vende como destino turístico, sino como un campo abierto a recibir lo mejor de otros lugares (y llevar a los suyos lo mejor del nuestro), con el propósito de hacer que estas llegadas y salidas fortalezcan a los países en el intercambio. México, a pesar de lo que leemos en las noticias, ha hecho de su marca un símbolo de confianza, por decir lo menos. Cuando este rank, el responsable aseguró que los números significaban una cosa: México es un sinónimo de “resiliencia”. Y justo ahí es donde mejor la puede seguir construyendo el próximo gobierno. Resiliencia. México, siempre a contracorriente. Porque pasó el sismo del 7 de septiembre y el del 19; pasó una dividida campaña, siguen pasando hechos de violencia, escándalos de funcionarios... en fin, la coyuntura de los últimos 12 meses, pero México sigue de pie, se muestra así y, mejor aún, así es percibido. No en vano, marca México se esfuerza en recordarle al mundo qué tipo de país somos. Ése que genera talentos, como Alfonso Cuarón, Isaac Hernández o Alondra de la Parra; ése que apoya a los participantes en los Juegos Centroamericanos; ése que hace de la cerveza, tomate, aguacate, azúcar de caña y del tequila, unos de los productos más exportados; ése que promueve sus artesanías y lugares donde sigue viva nuestra historia; ése que propone y expone el arte de sus pintores y diseñadores.

Marca México es uno de los grandes aciertos de este sexenio, pues abrazó todos los recursos de los que dispone el país para volverlos no sólo atractivos, sino activos al mundo. No sólo es promover las playas y los pueblos mágicos, es hablar de esto otro que es México todos los días: de esa resiliencia, de esa capacidad para levantarnos y reinventarnos. ¿Y no es eso lo que Andrés Manuel le quiere seguir diciendo al mundo de nosotros?