Cierres
En el último día de campañas antes de la veda electoral, los tres candidatos a la Presidencia de México realizaron sus cierres con mensajes y estrategias distintas, reflejo de sus posiciones en las encuestas y sus apuestas para captar votos de último minuto. Se le vio ...
En el último día de campañas antes de la veda electoral, los tres candidatos a la Presidencia de México realizaron sus cierres con mensajes y estrategias distintas, reflejo de sus posiciones en las encuestas y sus apuestas para captar votos de último minuto.
Se le vio contenta a Claudia Sheinbaum, la puntera y virtual presidenta electa, según todos los sondeos, que cerró su campaña con muchos mensajes, pero el más relevante en el orden político fue el mensaje de unidad y respeto a la pluralidad política. A pesar de que su victoria parece inminente, Sheinbaum tuvo la sensatez de no caer en triunfalismos y, en cambio, tendió puentes hacia quienes no comparten su visión. “Gobernaré para todas y todos, escuchando y respetando la diversidad de opiniones”, afirmó la candidata de Sigamos Haciendo Historia. Este compromiso con la inclusión y el diálogo resulta muy esperanzador en un país tan polarizado, y sienta las bases para un gobierno que busque acuerdos y consensos. Por otro lado, hizo un muy relevante énfasis en lo que significará para las mujeres mexicanas su llegada a la Presidencia de la República.
Por su parte, Xóchitl Gálvez, la retadora que ha dado la batalla desde la oposición, apostó por un discurso más emocional y religioso en su cierre de campaña. “Dios está de nuestro lado”, aseguró la senadora hidalguense, en un intento por movilizar al voto conservador y de quienes se sienten alejados del proyecto de la 4T. Gálvez también prometió ser una presidenta reconciliadora, capaz de sanar las heridas y divisiones que aquejan al país. Si bien su mensaje puede resonar en ciertos sectores, cabe preguntarse si invocar la ayuda divina es la estrategia más adecuada en un Estado laico y en una contienda donde las propuestas concretas deberían ser el centro del debate.
En el tercer lugar, muy alejado de ambas contendientes, Jorge Álvarez Máynez realizó un evento denominado Capital Fest, cierre de campaña poco convencional. El candidato de Movimiento Ciudadano optó por tomarse unas cervezas y rolar un “porrito” durante su último evento, en lo que parece ser un intento desesperado por volverse viral y atraer el voto joven (que tanto cacarea) a última hora. Si bien puede argumentarse que Álvarez Máynez busca conectar con un electorado desencantado de la política tradicional, su estrategia corre el riesgo de ser percibida como frívola y poco seria en un momento tan crucial para el país.
Más allá de las diferencias en los mensajes y estilos de los candidatos, estos cierres de campaña dejan en evidencia la desigualdad de la contienda. Mientras Sheinbaum goza de una ventaja aparentemente irremontable y puede darse el lujo de lanzar un mensaje conciliador, Gálvez y Álvarez Máynez luchan por hacerse notar y apelan a estrategias más arriesgadas y cuestionables.
En última instancia, será la ciudadanía la que tendrá la palabra final el próximo 2 de junio. Los mexicanos debemos evaluar no sólo los mensajes de cierre de campaña, sino también el conjunto de propuestas, trayectorias y visiones que cada candidato representa. En un contexto de desafíos urgentes, como la inseguridad, la desigualdad y la necesidad de reactivación económica, el próximo presidente o presidenta deberá tener la capacidad de gobernar para todas y todos, más allá de su base electoral.
El cierre de campañas marca el fin de una contienda intensa y el inicio de un periodo de reflexión antes de la jornada electoral. Ojalá que, más allá del resultado, prevalezca el respeto a la voluntad popular, el compromiso con el diálogo y la búsqueda de acuerdos en beneficio del país. México merece una democracia vibrante, inclusiva y enfocada en resolver los problemas de la gente. Ése debería ser el verdadero mensaje de cierre de esta campaña.
