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¡Llévelo, llévelo!

Vianey Esquinca

Vianey Esquinca

La inmaculada percepción

Cuando en las elecciones pasadas la oposición le arrebató a Morena la posibilidad de aprobar reformas constitucionales utilizando su mayoría en el Congreso, mucha gente respiró aliviada y, otra tanta puso en tela de juicio tanta felicidad. ¿Y cómo no? la burra no era arisca y los políticos se esfuerzan permanentemente para decepcionar a los electores.

Los pesimistas, que no son más que optimistas informados, sabían perfectamente que la primera prueba de la alianza sería cuando llegara la primera reforma constitucional; ahí mismo se iba a saber de qué estaban hechos los legisladores y de qué lado mascaba la iguana.

La propuesta de reforma eléctrica presidencial llegó y comenzó el deslinde, el desgarramiento de la alianza opositora y el “si un día te vi, no te conozco y si fue así, ya ni me acuerdo” o el “no dejaremos presionarnos”.

Empezó, pues, el mercado de legisladores, demostrando que toda lealtad está en venta, con precios diferenciados. Del lado de los priistas se escucha a Alejandro Amlito Moreno señalar: “llévelo llévelo, bara, bara, para la iniciativa, para la comparecencia, aquí está su legislador, va probado, va calado”. “¿Cuánto?”, “Bara, sólo guardar sus expedientes debajo de la mesa o al menos 3 años de impunidad”, “¿Es lo menos?”, “Es lo menos, marchante, pero vea qué calidad, calladitos, tranquilitos, no hacen ruido; es más, si se lleva dos legisladores le ponemos otros dos votos. No hay pierde”.

Hay partidos que están tan acostumbrados al comercio de votos, que todas las elecciones ponen sus puestos para vender votos al mejor postor. El Partido Verde es un comerciante nato: “Secretarios, gobernadores, hoy les traigo a la venta estos legisladores, en ningún lado encontrará uno más facilote. ¡Pura calidad le traigo, mire, vea, toque y llévelo a buen precio!”.

¿Cuál es el precio de su mercancía? Puestos en los gobiernos, espacios en las administraciones, lugares en los Congresos nacional y locales. Por supuesto, también inmunidad y silencio. Voltearse a otro lado cuando hacen sus tropelías, como por ejemplo haber vuelto a violar sin pudor la ley electoral en las pasadas elecciones al contratar a influencers el día de la jornada electoral. Los morenistas no condenaron esos actos, voltearon a otro lado, igualito que la Fiscalía de la República hizo con la postulación de Ricardo Gallardo, quien llegó a la gubernatura de San Luis Potosí por el Verde, a pesar de las acusaciones que pesaban sobre él.

“Damita, caballero, le venimos ofreciendo al legislador que vota, sea el alma de las votaciones, mueva la balanza de la pizarra”, el PT también vive de la venta de sus diputados y diputadas. Este instituto ofrece votos para que Morena haga mayoría y, además, son ruidosos cuando se requiere y se necesita. ¿El precio? Su sobrevivencia. Elección tras elección tienen el riesgo de perder su registro, pero lo salvan las alianzas. Son permanentemente legisladores en peligro de extinción porque solos no podrían conservar sus espacios ni prerrogativas.

Lo mismo ha pasado con otros partidos que, cual rémoras, venden el alma al mejor postor para sobrevivir, aunque no lo logran.

Esos partidos han demostrado que tienen precio, sin embargo, habrá que poner lupa en otros partidos como PAN, PRD y Movimiento Ciudadano que, si bien ahora se han mantenido como un bloque opositor, también podrían ser tentados por Morena y el Presidente, la UIF o la FGR.

Las traiciones están en la punta de la lengua de muchos y también podrían empezar a pregonar: “Pásele, Presidente, ¿qué va a llevar, qué va a querer? Aquí tenemos este remedio pa’ todas sus votaciones”.

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