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Elección y reelección, CNDH y nuestra UNAM

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

Una larga carrera en el activismo social en uno de los ámbitos más dolorosos de nuestro país, que es la búsqueda de desaparecidos —primordialmente de su propio hijo—, hizo que Rosario Ibarra de Piedra encarne a la institución del activismo social.

Estuvo siempre enfrentada a gobiernos indiferentes, insensibles e irresponsables de los miles de desaparecidos que hoy suman, cuando menos, 250 mil personas. Aunque esa cifra puede ser mucho mayor, tomando en consideración todos los años que no se ha contabilizado esa funesta numeralia; además, la pavorosa cifra negra. Su hija Rosario Piedra Ibarra ha acompañado cada lágrima; la cual ha creado una honda cicatriz que aún no encuentra justicia.

Los tiempos de transformación —que ya se han convertido en una constante en la 4T— nos han dado la renovación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Hoy tenemos a una mujer, la primera en ese digno cargo.

Después de que la semana pasada los candidatos de la terna —Piedra Ibarra, José de Jesús Orozco Henríquez y Arturo de Jesús Peimbert Calvo— no obtuvieran la mayoría calificada en el Senado de la República; el pasado 7 de noviembre se realizó una tercera votación en urna transparente. De los 114 votos, la activista obtuvo las dos terceras partes de los votos necesarios.

Su democrática designación —como presidenta de la CNDH— tiene toda la congruencia de quien, en carne propia, conoce y sabe lo que el activismo oprimido por la violación a sus derechos humanos sufre, con el costo emocional, económico y social que conlleva.

Ésta es la primera vez que se nombra no a una política, no a una cuota partidista, sino a una mujer valiente, guerrera, independiente que ha sabido hacer frente al abuso del poder. Felicidades y enhorabuena por la nueva presidenta Rosario Piedra Ibarra.

Por otro lado, está la reelección del rector de la máxima casa de estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México.

Le debo a la UNAM mi primera papilla, como hijo de un profesor y directivo universitario jubilado, además, fui estudiante preparatoriano, de licenciatura y posgrado, así como académico, y me llena de alegría la reelección del doctor Enrique Luis Graue Wiechers, un rector que ha demostrado transparencia, amor a la universidad y, sobre todo, un enorme conocimiento de nuestra amada casa de estudios. La UNAM sigue siendo el gran laboratorio de la nación mexicana, ahí se desatan todas las voces en la cosmovisión de las diversas realidades nacionales.

Viva la congruencia de quienes pueden ejercer un reconocimiento a la continuidad de un proyecto que beneficie a la comunidad universitaria, que siga incrementando su prestigio mundial y garantice un ingreso a los que siempre han añorado el sueño que vivimos muchos que gritamos ¡¡MÉXICO, PUMAS, UNIVERSIDAD!! ¡Gooooyaa!

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