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Mariguana anacrónica

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

 

Entender la autonomía universitaria es obligado para nunca confundir el Estado de derecho de nuestro país, nuestra Universidad Nacional Autónoma de México, conforme a la Ley Orgánica expedida el 22 de julio de 1929, goza de autonomía, pero no de un régimen de excepción.

Gramatical y jurídicamente se podría entender que la autonomía es la facultad que tiene un Estado para autorregularse con legislación y órganos de gobierno propios.

La autonomía universitaria ha sido una conquista cultural, donde la libertad es el mayor bien jurídico tutelado. La UNAM, por medio de sus procesos democráticos, abiertos y transparentes, designa a los miembros de la Junta de Gobierno, al rector, al Consejo Universitario, quienes, a su vez, representan a alumnos, académicos y trabajadores; a los directores de escuelas, institutos y facultades, a los miembros del Patronato; además, diseña y aprueba los planes y programas de estudio, difunde ciencia y tecnología, promueve el deporte, fija sus relaciones laborales con el sindicato, ejerce el gasto del presupuesto otorgado por la Federación, previamente autorizado por el propio Consejo Universitario; la libertad de cátedra en toda la universidad es uno de los mayores tesoros en la relación alumno-docente y un largo etcétera de atribuciones relacionadas con el objetivo de la UNAM.

La autonomía de la UNAM, como se concibió por quienes fundaron la institución más noble y con mayor prestigio moral del país, ha sido intocada.

Sin embargo, una vez más su interpretación es cuestionada por quienes no la conocen o pretenden hacerla mal entender. Bajo ningún supuesto la UNAM puede realizar actividades policiacas o de investigación de delitos, no forma parte de sus atribuciones, sólo puede hacer valer su normatividad interna para sus miembros cuando se transgrede. Usar sustancias que perturban la salud dentro del campus universitario es sancionable, esto incluye, entre otros, el alcohol y la mariguana.

Resultaría ingenuo, en un lugar plagado de jóvenes, pensar que eso no ha ocurrido desde que se fundaron las instalaciones, y aun no siendo recomendable; el consumo de mariguana no ha reportado más que el olor evidente que emana de los jardines comunes de los distintos campus de la universidad.

Más de siete millones de mexicanos la consumen, según la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (Encodat).

Más de 300 mil alumnos son un mercado que crea interés por los narcomenudistas, ya cobró la vida de dos personas dentro de Ciudad Universitaria.

La universidad siempre ha sido el reflejo del país, la violencia y los homicidios la han tocado, estamos ante la comisión de delitos que la autoridad tiene que investigar, realizar cuantas acciones sean necesarias en cumplimiento de sus facultades, no tiene por qué violentarse la autonomía universitaria ni fomentarse mayor violencia al tener gente armada para buscar un enfrentamiento. La autoridad, usando los protocolos de inteligencia, puede actuar sin poner en riesgo a la comunidad universitaria y poner un alto definitivo ante tal situación, no todo se resuelve a balazos.

La gran familia universitaria cerramos filas en torno a nuestra institución, debemos cuestionarnos desde la academia y la investigación sobre la política de drogas en México, darnos cuenta de que ha sido erróneo combatir solamente con fuego al crimen organizado y no adoptar lo que en otros países es un hecho legal: la competencia comercial y el fomento al campo para la producción controlada y regulada de narcóticos, el consumo recreativo y para el uso generalizado terapéutico y de investigación científica. Hace años lo propuse en mi tesis de licenciatura, única en la UNAM: “El control y regulación del uso de cannabis en los Estados Unidos Mexicanos y su trascendencia social”.

La violencia latente en el país por el uso de territorios para el comercio de drogas ha dejado miles de muertos, desaparecidos, corrupción, desplazamientos, tristeza y desolación. Incluso ya hablar de mariguana es anacrónico.

                *Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

 

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