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Soldados, sindicalismo y Washington

Ricardo Pascoe Pierce

Ricardo Pascoe Pierce

En el filo

 

 

La titular de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje decidió que el recuento sindical para determinar si la Confederación de Trabajadores de México (CTM) o el sindicato perteneciente a Napoleón Gómez Urrutia serán el titular del contrato colectivo de la empresa Arneses UPK, que se realizara en la base militar de Ciudad Acuña, Coahuila. 

Del total de cinco mil 641 trabajadores empleados en la empresa finlandesa, votaron dos mil 231 mientras tres mil 410 prefirieron abstenerse de participar. Como era evidente, surgieron impugnaciones cuando el recuento arrojó que la CTM seguiría siendo titular del contrato colectivo. El grupo de Napito denunció que la empresa apoyó a la CTM, mientras la CTM alegó la complicidad entre la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje y el sindicato de Napoleón, dada su cercanía personal con el Presidente de la República y por ser senador de Morena.

Lo más probable es que todas las acusaciones contengan un elemento de verdad. Es cierto que una minoría de trabajadores acudió a la elección. Parece que la empresa apoyó con transporte a la base militar en Ciudad Acuña. Y también parece que el gobierno federal apoyó a Napoleón.

Pero lo más significativo de esta situación es la utilización de las Fuerzas Armadas para dirimir un conflicto intrasindical. ¿Qué efecto habría tenido sobre los trabajadores el hecho de tener que acudir a una base militar para votar, en vez de su sede sindical?

Probablemente desincentivó la participación de la base sindical en la elección, pensando que tendrían que votar delante de censores militares, como una elección en la era pinochetista en Chile. Mandaba un mensaje potente señalando que el gobierno, a través del Ejército, apoyaba Napoleón contra la CTM. En ese caso, era natural que muchos optaran por no expresarse, temiendo algún costo laboral personal.

¿Qué costos puede tener la utilización de la presencia de las Fuerzas Armadas en la vida de los sindicatos mexicanos? Además de la imposición autoritaria de decisiones políticas centralistas, y el uso antidemocrático y anticonstitucional del Ejército como medio de presión laboral, va contra el alegato de democracia sindical contenida en la recientemente aprobada reforma laboral.

¿Qué dirá Pelosi cuando se entere de este giro militarista en el sindicalismo mexicano? ¿Apoyará el T-MEC bajo estas condiciones, por más cabildeo de Napoleón y Ebrard en Washington?    

 

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