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Crisis pandemia-economía: encarar o negar

Ricardo Pascoe Pierce

Ricardo Pascoe Pierce

En el filo

 

 

Las frases del presidente López Obrador no son útiles para entender la dimensión y alcance de la crisis económica que viene. O, mejor dicho, que ya nos alcanzó.

Alega que ya viene la recuperación económica que había previsto. Que los empleos perdidos se recuperarán en el transcurso de este año, retornando a la “prosperidad de antes”. Que el T-MEC es la salvación económica de México, ignorando su origen eminentemente neoliberal.

El Presidente está, lamentablemente, equivocado. La situación económica del país es crítica y tiende a empeorar porque no se vislumbran paliativos en el horizonte.

Y lo peor: que sí existen soluciones, no completas, pero importantes de todas maneras, a la situación de millones de mexicanos.

Primero, los apoyos sociales a beneficiarios de programas sociales del gobierno son necesarios, pero representan un paliativo de corto plazo a la crisis. La solución a largo plazo es el estímulo  económico y la inversión en nuevas industrias y actividades económicas que representarán nuevos empleos y salarios estables con prestaciones para la gran mayoría de los mexicanos.

El gobierno es incapaz de solucionar las necesidades del país, pero tiene la obligación de ofrecer las mejores condiciones para que el capital pueda acrecentar sus actividades económicas y, así, beneficiar al país.

El grito de auxilio de la industria restaurantera es un caso puntual de la crisis. Para estas alturas de la crisis, los gobiernos federal y local debieran haber cesado toda recaudación fiscal de ese sector, incluyendo cancelación al cobro de luz y agua, además de ofrecer entregas directas o créditos blandos para financiar los salarios a los empleados de la industria.

Y ese modelo tendría  que aplicarse en todas las ramas de la economía para apoyar primero el salvamento de las empresas y, en segundo lugar, sostenerlas mientras se resuelve la mayor parte de la crisis sanitaria que vivimos y sufrimos.

¿Por qué no lo ha hecho? Porque prioriza, por encima de la economía privada que genera empleos, sus proyectos ideológicos de Estado. Principalmente el rescate de Pemex, empresa petrolera en quiebra técnica y la construcción de la refinería Dos Bocas. Ambos proyectos considerados por los expertos del ramo como condenados al fracaso. Pero el gobierno cree saber más e invierte masivos fondos públicos en esos empeños, en vez de invertir en salvar empresas viables del sector privado cuya utilidad se probó antes de la pandemia.

Invertir en las empresas viables del sector privado para cuidar sus empleos es un proyecto mucho más útil para enfrentar la crisis coyuntural, en vez de invertir en proyectos de dudosa utilidad, siendo, además, proyectos profundamente asentados en la fantasía presidencial, careciendo de racionalidad evidente.

El problema principal es la inversión petrolera. Pero otros proyectos, como el Tren Maya, el tren Transítsmico, el tren México-Toluca, los aeropuertos de Santa Lucía y dos de la costa Maya consumen el resto de los recursos del gobierno federal que serían mejor gastados en salvar empresas viables, públicas y privadas.

En tiempos de crisis y escasez de fondo, un gobierno tiene que priorizar sus gastos, definiendo el bien mayor que defiende y cuida.

Este gobierno ya se definió. El Presidente optó por continuar con los proyectos que cree que le darán “brillo” a su Presidencia, en vez de atender la realidad de la pandemia y la consecuente crisis económica, que estima que le quitan brillo.

Lo que no entiende AMLO es que los mandatarios que más brillan en esta época histórica son los que manejan la crisis pandemia-economía con empatía y capacidad de modificar criterios de sus programas de gobierno para atender realmente a sus pueblos. Y los que van a terminar siendo mal vistos por sus pueblos son los mandatarios negacionistas, como Trump y el propio AMLO.

 

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