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Biden o Trump: una decisión histórica

Ricardo Ortiz Esquivel

Ricardo Ortiz Esquivel

Globalística

Estados Unidos se juega más que una elección presidencial o el control de su Congreso. Se juega no sólo el futuro de su democracia, sino también la responsabilidad de millones de vidas dentro y fuera de su territorio.

Tenemos a dos hombres que representan el cambio o el deterioro de la nación más poderosa del mundo. Tenemos a dos partidos políticos que pueden apoyar o echar a perder todo el proyecto político del presidente cuadragésimo sexto de los Estados Unidos. A una sociedad estadunidense que no está lista para el resultado que se podría dar el próximo 3 de noviembre o los días posteriores a la elección. Y aún cuando no está lista para el resultado, podemos ver que más de 75 millones de personas han emitido su sufragio para decidir qué rumbo quieren para su país.

El coronavirus será un factor clave para elegir al próximo presidente del país que dice ser el “más democrático del mundo” y estoy seguro que la mayoría de los votantes han tomado su decisión con base en lo que pueda pasar con una pandemia que lleva más de 228 mil defunciones.

Por una parte, Donald Trump presume que su administración ha hecho un “excelente” trabajo en el manejo de la pandemia y es el país con mayor testeo en el mundo. Presume también  que cerró sus fronteras para ciertos países y así se aseguró de no contagiar mucho más a su pueblo. Culpa al “virus chino” y dice que todos están cansados de hablar de la pandemia. Presume, de igual manera, que la vacuna estará lista “muy pronto”, pero no hay una fecha establecida.

Trump pretende reelegirse para “seguir haciendo a América grande otra vez”, pero la realidad es que su forma de gobernar representa la soberbia, el ego, el odio, el divisionismo, populismo y demagogia. ¿Hacer grande a Estados Unidos es mentir todos los días, quejarse de Obama y dividir a un pueblo que está casi al borde de un conflicto civil interno?

El totalitarismo y la venganza mezclada con la soberbia de Trump han representado un peligro para la democracia estadunidense. Cada vez, se parece tanto a los dictadores y presidentes que representan un peligro para su país. ¡Vaya ironía! Sin duda alguna, el peor enemigo de Donald es el mismo Trump.

Por otra parte, tenemos a Joe Biden. Un político con colmillo que ha sido senador y vicepresidente, pero que nunca fue la primera elección de los demócratas en el proceso interno para llegar a la candidatura presidencial. Biden ha sabido jugar con las reglas no escritas para ganar los votos del electorado cansado de Trump y los republicanos. Su sabiduría y madurez política dan un toque especial para que este hombre de 77 años pueda ganar la elección presidencial. Aunque políticamente estaba “muerto”, los demócratas decidieron revivir a un político que está sacando lo peor de un Trump desesperado.

Su promesa en manejar de manera responsable la pandemia, el tema de los impuestos y la política de salud llaman mucho la atención dentro de su campaña, pero una de las cosas que más me parecen interesantes es su postura política ante China, Rusia y Corea del Norte.

Él quiere cambiar totalmente la percepción internacional que los países aliados y comunidad internacional tienen de la presente administración trumpista.

Mucho ojo con la dupla con Kamala Harris, una mujer que le hará ganar votos a Joe.

El ciudadano estadunidense estará tomando una decisión histórica que enfrasca a su democracia, su constitución, sus juramentos y sus legados que todavía hacen creer que su país es el american dream.  La decisión puede hacer que vote más de 50 o 60 por ciento del electorado, pero también que la democracia del país sea un ejemplo ante el mundo.

No sé para usted, pero para mí, esta elección, aunque carece de un gran nivel político, al que estábamos acostumbrados a ver, es sin duda la elección que definirá por mucho tiempo la historia política, social y económica de Estados Unidos.

¿Florida y Pennsylvania decidirán la elección? ¿El voto latino será importante?

Difícil que gane Trump.

 

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