A un mes de guerra

Queda demostrado que el lado ruso no está teniendo el gran éxito que promueve dentro de su territorio.

Para México, la guerra comenzó el 23 de febrero casi a las diez de la noche. Para Ucrania, era ya el amanecer del 24 de febrero y a las cinco de la mañana, iniciaron los primeros bombardeos o ataques que propagaron diversas noticias sobre los avances de las tropas rusas en pleno territorio ucraniano. Las primeras imágenes surgieron desde la cámara de seguridad de un puesto de control en Kalanchak, Ucrania, donde un soldado no identificado brincó una pluma de seguridad.

Dicho puesto de control estaba a pocos kilómetros de los límites entre la región de Jersón y el territorio anexado de Crimea. Minutos después, surge un discurso pregrabado del presidente Vladimir Putin justificando la guerra y dando paso a su “operación militar especial”. La confusión reinó y se pensó que era parte del mismo video que se mostró el lunes 21 de febrero, donde el mandatario ruso reconocía la autonomía de las repúblicas independentistas de Lugansk y Donetsk.

La suerte ya estaba echada para Ucrania y la guerra que muchos negaron, comenzó su curso sin muchas expectativas de defensa o de larga duración. Desde las primeras horas de la invasión rusa, los reportes mostraban los peores escenarios para Kiev y el gobierno del presidente Zelenski: máximo tres días de guerra, una capitulación y la imposición de un títere como mandatario allegado a Rusia. Los nombres que más sonaban eran el de Viktor Medvedchuk o el expresidente Viktor Yanukóvich.

Rusia pronosticó una operación militar bastante corta que no necesitaría de grandes esfuerzos para tomar por completo el país vecino. Los suministros de combustible, raciones de comida y toda la logística militar estaban totalmente planteados sólo para algunos días. Rusia subestimó por completo cualquier accionar militar ucraniana o cualquier defensa que pudiera prolongarse por más de una semana. El gran error ruso fue subestimar los escenarios posibles que pudieran darse al tener una guerra que durara más tiempo de lo previsto. Los rusos creyeron que al ingresar 170 mil tropas a territorio vecino y contar con la fama de su potencial militar, Ucrania se rendiría rápidamente.

Al pasar los días, soldados rusos empezaron a ser arrestados. Muchos de los capturados, comenzaron a relatar que fueron engañados o les hicieron creer que sólo iban a realizar entrenamientos en suelo ucraniano. Sea verdad o mentira, las bajas rusas empezaron a crecer, como también el número de muertos incrementó de manera bastante acelerada.

Los escenarios han ido cambiado día con día, debido a que Ucrania ha sabido defenderse y a que Rusia tiene muchos problemas de logística o suministro en distintas áreas militares.

La realidad de la guerra llega a su primer mes, donde la información fluye con gran velocidad y se demuestra con veracidad que el lado ruso no está teniendo el gran éxito que se promueve dentro del país.

El plan no está saliendo a la perfección y se refleja en la pérdida de miles de vehículos militares o en la muerte de personal militar que llega casi a 10 mil efectivos y 6 generales mayores.

Las llamadas interceptadas y espiadas por la inteligencia ucraniana demuestran que realmente existen muchos problemas preocupantes. Las precariedades del ejército ruso se pueden esconder en la propaganda de El Kremlin, pero no en lo que hablan oficiales, comandantes y superiores militares en las llamadas a las que he tenido acceso.

A un mes de guerra, Rusia se hunde sistemáticamente en sus errores y su mala estrategia militar.

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