Cuidemos nuestras esperanzas y expectativas
Ante el fenómeno de Xóchitl Gálvez y las esperanzas que ha despertado en cientos de miles que así lo expresan en las redes sociales y en los diarios y revistas regionales y nacionales, no sería malo tener presente, al menos dos lecciones que debemos recordar. 1. La ...
Ante el fenómeno de Xóchitl Gálvez y las esperanzas que ha despertado en cientos de miles que así lo expresan en las redes sociales y en los diarios y revistas regionales y nacionales, no sería malo tener presente, al menos dos lecciones que debemos recordar.
1. La más lejana. Se trata de la serie danesa llamada Borgen que fue difundida por Canal 22 durante los años 2014 y 2015.
Ahí vemos que Birgitte Nyborg, como de una posición mediana dentro del gobierno, llega a Borgen, que es el término coloquial con el que se conoce al Palacio de Christiansborg, sede de los tres Poderes del Estado y oficina del primer ministro.
En 28 episodios y dos tráileres vemos a una dama que —como muchos daneses—, va de su casa al trabajo y viceversa, en una bicicleta. Lo hace en calles de escasa circulación automotriz y donde la seguridad es de 98.7% (datos de la policía danesa).
En la serie vemos personajes educados, amables, reservados, pero con ambiciones tan diversas como mantener su obsesión por la jardinería, conservar su puesto gubernamental o escalar lo que más se pueda. En la serie no existe preocupación sobre la educación, la salud ni la pobreza. Se da por sentado que eso está resuelto y sus preocupaciones en los distintos ministerios, se relacionan con el medio ambiente, el cambio climático, sus desavenencias y acercamientos con Rusia, Estados Unidos, la India y otros asuntos de calibre internacional.
¿Acaso hay temor que la primera ministra pueda ser arrollada en la calle? Jamás. Pero que sí puede ocurrir en un país como el nuestro, donde el promedio de asesinatos es de 81 al día y la suma de los últimos años alcanza los 168 mil, sin contar a más de 71 mil desaparecidos.
Nadie garantiza que Gálvez pueda ser atropellada por alguno de los millones de autos, miles de camiones y autobuses que circulan en el país. ¿Cuidarla con una camioneta blindada como la que usaba Hipólito Mora? El resultado ya lo vimos, acribillado junto con tres escoltas. Y no pasa absolutamente nada. No hay repercusiones.
2. Acabamos de ver en el Estado de México la contienda electoral entre Alejandra del Moral y Delfina Gómez. La primera es una mujer conocedora de la entidad, con soluciones claras y una aceptación mayoritaria. La segunda, Delfina, tachada por el Tribunal Electoral como delincuente al apropiarse de 10% del salario de los trabajadores del municipio de Texcoco. Y es la vencedora.
Del Moral no se enfrentó a una reprobada candidata, sino a una maquinaria oficialista que obró con un cinismo confesado.
¿Quién puede asegurarnos que con Xóchitl Gálvez, tormento de la confabulación oficial con miles de obsequiosos y delirantes activistas se pueda detener a una mujer en bicicleta o en un auto blindado? Nadie, sería un número grueso, ciertamente, pero un número más de la estadística de la muerte.
Por esto y por la maquinaria oscura a la que se enfrentaría como candidata, debemos cuidar a Xóchitl Gálvez y también cuidar nuestras esperanzas y expectativas.
