Logo de Excélsior                                                        

Veracruz: justicia acribillada

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

A Fernando Pérez Vega lo venían siguiendo desde que salió de la reunión del partido Fuerza por México, celebrada en un hotel de Boca del Río.

Conocido como El Pino, Pérez Vega era uno de los principales cuadros políticos de la organización. Su dirigente estatal, Eduardo Vega Yunes, lo había convocado para pedir justicia por el asesinato del presidente municipal de Rafael Delgado, Isauro Ambrosio Tocohua, ocurrido a fines de diciembre. En 2021, el líder taxista fue candidato a la presidencia municipal de Coxquihui, municipio de la sierra norte del estado, colindante con Puebla. Esa vez, la elección la ganó el abanderado del PAN.

Antes de tomar camino para salir de la zona conurbada de Veracruz, Pérez Vega se detuvo con su familia en la Plaza Las Américas, donde continuó la vigilancia. Eran las 2:30 de la tarde del domingo 22. Poco antes de las 4, la camioneta Ford Lobo, conducida por el profesor papantleco Carlos Alfredo Jiménez Olmedo, salió del centro comercial y enfiló por la avenida Ejército Nacional. Pasó a un lado de la Cabeza Olmeca y tomó la carretera rumbo a Xalapa. A bordo iban, además del chofer y Pérez Vega, la esposa y los dos hijos de éste y una sobrina.

Al pasar por el kilómetro 8, donde se encuentra la delegación Centro de la Fiscalía veracruzana, el político se dio cuenta de que algo andaba mal. La familia traía una cola de varios vehículos. Fue cuando decidió descender de la camioneta y abordar un taxi. Minutos después, se desató el infierno. Alcanzada por las balas que le disparaban desde vehículos en marcha, la Ford Lobo se estrelló contra un poste. Inmovilizada, los sicarios pudieron acribillarla sin miramientos. Todo ocurrió a unos pasos de la Base Aeronaval de Las Bajadas. Las primeras investigaciones indican que le dispararon 411 proyectiles de distintos calibres. Todos los ocupantes de la camioneta murieron, incluidos los dos niños.

No se sabe si los sicarios se dieron cuenta de que Pérez Vega había abordado el taxi, cosa que, se presume, hizo para tratar de salvar la vida de su familia. El asunto es que los asesinos le dieron alcance y también lo mataron. Difícilmente pudo habérseles escapado el dato de que viajaban menores de edad en la Ford Lobo. Pese a que en las cercanías hay destacamentos militares y policiacos, las autoridades tardaron un largo rato para llegar al lugar de los asesinatos.

Y aunque Pérez Vega es señalado por el gobierno veracruzano como “generador de violencia” en la zona de Poza Rica, no existen evidencias al respecto, más allá de dichos. ¿O cómo es que el hombre, quien se describía como “obradorista” en sus redes sociales, andaba con una credencial para votar con su dirección, en la localidad de Sabanas de Xalostoc, municipio de Coxquihui –de acuerdo con el reporte policiaco–, y nunca había sido detenido para responder por los hechos delictivos que ahora le atribuyen?

Ayer dijo el gobernador Cuitláhuac García que Pérez Vega era “jefe de plaza” en la zona de El Espinal y que estaba bajo investigación. Puede ser, pero, entonces, ¿cómo es que viajó hasta el puerto en compañía de su familia, y se presentó en una conferencia de prensa de Fuerza por México, sin que ninguna autoridad lo llamara a cuentas? Todo es raro en Veracruz. El gobierno estatal se ensaña con los políticos que considera incómodos –como José Manuel del Río Virgen y Pasiano Rueda Canseco–, pero no molesta a los jefes criminales, cuyos nombres conoce todo mundo en el estado.

Y no olvidemos que Rueda Canseco, alcalde de Jesús Carranza –a quien el gobierno estatal mantuvo preso durante nueve meses, en un intento de impedir que asumiera el cargo–, también fue señalado por el propio gobernador (13 de junio de 2022) de ser parte de un grupo delictivo. Al final, fue exonerado de todos los cargos que le inventaron.

“Generador de violencia” es la etiqueta genérica que le cuelgan a cualquiera que asesinan en Veracruz. Con eso, las autoridades del estado se sacuden la obligación de investigar los crímenes.

 

 

Comparte en Redes Sociales

Más de Pascal Beltrán del Río