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Meter miedo

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

Cuando conocí la afirmación de la titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, Karla Quintana, de que se había localizado un “campo de exterminio activo” adyacente a la carretera Monterrey-Nuevo Laredo, las primeras imágenes que me vinieron a la cabeza fueron las de Auschwitz, donde el régimen nazi asesinó a más de un millón de personas, y Choeung Ek, donde el de Pol Pot mató a otro tanto.

Ya bastante grave es la situación de violencia que vive actualmente México, con un centenar de homicidios dolosos al día en promedio y una suma que rebasa los 100 mil en lo que va de este periodo de gobierno. Pero la expresión “campo de exterminio” me produjo escalofríos. Más aún, cuando la funcionaria entró en detalles sobre el supuesto hallazgo. “Es un predio donde lo que encontramos y confirmamos fue la presencia de un crematorio clandestino de importantes dimensiones, donde se encuentran, además, diferentes indicios de restos óseos calcinados”, describió en entrevista con W Radio.

“A primera vista, se podría decir que es un crematorio que ha sido utilizado durante varios años y que seguía operando hasta hace poco”, abundó. “No hay manera, en este momento de afirmar que se trate de las mismas personas que han sido reportadas como desaparecidas en esta carretera en los últimos años. Es algo que se tendrá que confirmar de manera pericial”.

Pero después de la sensación de horror vino la incertidumbre. Ni la funcionaria ni ninguna otra autoridad quisieron entrar en detalles. Para alguien cuyo oficio lo ha acostumbrado a preguntar quién, cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué, el silencio sobre algo tan grave se vuelve inaguantable.

Por eso busqué una respuesta en los colectivos que trabajan para localizar a las personas desaparecidas. Por mi labor periodística, tengo relación con varios de ellos, como El Solecito, en Veracruz, y las Madres Buscadoras de Sonora.

Hablé hace unas semanas con Delia Quiroa, abogada y activista del colectivo Diez de Marzo, quien a principios de agosto lanzó un llamado al líder de Los Ciclones, grupo delictivo perteneciente al Cártel del Golfo, para que permitiera que las mujeres buscadoras de desaparecidos ingresaran al campo de La Bartolina, en Matamoros, a fin de incentivar a las autoridades a “exhumar miles de restos humanos” que allí se encuentran.

Volví a contactarla ayer para preguntarle sobre el “campo de exterminio” de Nuevo Laredo.

—¿Qué les han informado al respecto? –le pregunté ayer en Imagen Radio.

—Nosotras hablamos con el comisionado (estatal de búsqueda de Tamaulipas) Jorge Ernesto Macías, y lo que nos dijo es muy pronto para determinar si es un campo de exterminio, que lo que ellos detectaron ahí son fosas clandestinas. Encontraron algunos fragmentos calcinados, pero nada como en La Bartolina, donde hay hoyos llenos de huesos.

“Hemos solicitado autorización para poder acudir (al predio de Nuevo Laredo) y observar las diligencias que se están llevando a cabo allí y estamos en espera de respuesta”.

—¿Por qué, entonces, se ha caracterizado este lugar como un “campo de exterminio activo”?

—Nosotras pensamos que porque quieren hacerlo un tema mediático. Aún tenemos una crisis de identificación forense. Lo que se debería estar haciendo ahora es identificar los restos que ya tenemos resguardado en las fiscalías.

—¿Cuál sería la razón de hacer de esto un tema mediático?

—Para infundir miedo en la sociedad. Para que la gente no denuncie. Hay mucho temor al crimen organizado.... no hay un plan de seguridad pública. Tenemos muchas víctimas que se han acercado y no han denunciado por miedo, porque dicen “miren lo que le hicieron a estas personas, ¿qué puedo esperar yo?”

—¿Es contraproducente este lenguaje?

–Sin tener certeza, sí. Así, lo único que causa es angustia y ansiedad. 

Me puse en los zapatos de una familia que vive en la incertidumbre porque nada sabe de un ser querido que desapareció en la carretera Monterrey-Nuevo Laredo. Yo tampoco quisiera escuchar que la funcionaria federal encargada de la búsqueda de los ausentes diga, sin presentar evidencias, que encontró por ahí un “campo de exterminio activo”. Más cuando hay morgues rebosantes de cadáveres sin identificar.

 

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