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Entereza

Paola Domínguez Boullosa

Paola Domínguez Boullosa

La coach

 

Más que el brillo de la victoria,
                nos conmueve la entereza ante la adversidad.

                Octavio Paz

 

Entereza significa, según la Real Academia Española, integridad, perfección, valor, fortaleza de ánimo y también severa y perfecta observancia de la disciplina.

Difícil es pensar que, en la situación actual, se pueda decir que la mayoría haya demostrado entereza ante la adversidad. La indebida relajación frente a la disciplina a seguir, así como el comportamiento soslayado de muchos lo pone en entredicho. Sin embargo, si asumiésemos trabajar en alguna conducta con ahínco, y por demás necesaria en estos momentos, sería la entereza.

La incertidumbre prolongada, la falta de claridad, las mentiras y las distracciones absurdas a las cuales nos hemos visto sometidos nos han situado en el limbo de la resignación. Porque muchos, ante la realidad, han optado por resignarse al día a día y así viven tolerando lo intolerable, asentados en la conformidad, en el ocio e, incluso, haciendo alarde de su paciencia y de su entrega voluntaria en las manos de otra u otras personas que puedan, si es que pueden… sacarlos de la adversidad.

Para estar vencidos primero nos tendrían que vencer y nada ni nadie podría lograrlo si hemos luchado lo indecible, si hemos tenido que arriesgar, que redoblar esfuerzos, que pensar, reflexionar, planear, proyectar y ejecutar las mejores estrategias. Hoy, lo que estamos viviendo no necesita de la resignación de nadie, necesita de la reanimación de todos, de la reinvención, la refocalización y, sobre todo, de la reacción conjunta que nos permita salir adelante.

La resignación no tiene cabida ante este tipo de adversidades, donde nuestro presente y nuestro futuro está en juego.

Por eso hoy le invito a transitar de la resignación a la entereza, a cambiar la paciencia y la tolerancia inactiva por la activa, a ser más íntegros, a ejecutar mejor, a considerar los valores personales y sociales en cada decisión que tomemos, a ser fuertes y, por supuesto, a actuar con severidad y disciplina ante las medidas de seguridad que debemos acatar.

Porque no —hoy más que nunca— sólo contamos con nosotros mismos y con el apoyo mutuo para superar la adversidad. Y esta adversidad debe enfrentarse con entereza, no con resignación, no con palabras, sino con acciones. Es claro que los tiempos mejores llegarán el día que podamos adaptarnos con flexibilidad, inteligencia y equilibrio frente al cambio.

Recuerde que el cambio es movimiento y lo que no cambia y no se mueve, se muere. Mejor elijamos seguir adelante, asumir el cambio y movernos hacia un mejor lugar, empezando por nosotros mismos, en cómo elegimos responder de forma activa a la realidad que existe y la que percibimos, en cómo elegimos pensar sobre ella, sentirla y actuar en consecuencia, porque esto es todo lo que hoy tenemos y es nuestro presente y de él dependerá nuestro futuro.

Por eso mejor sacúdase las apatías, las tristezas y el desánimo y procure un nuevo reaccionar y accionar en su vida que le permita superarse a sí mismo y a la adversidad, porque no se trata, como bien dice Octavio Paz, de conmovernos ante el brillo de la victoria, sino ante la entereza frente a la adversidad… porque le aseguro que el brillo también vendrá cuando sienta que ha podido superarse y superar este presente, y sólo ese espíritu de lucha personal será suficiente para conmoverle y sentirse orgulloso de sí mismo. Como siempre, usted elige.

¡Felices enterezas, felices vidas!

 

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