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Opinión impopular: necesitamos la técnica

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Jaina Pereyra*

 

CIUDAD DE MÉXICO.

El nuevo gobierno no ha comenzado, pero ya comenzó. Primero, la decisión, digo, la consulta de cancelar el aeropuerto de Texcoco disparó el precio del dólar. Días después, la presentación de la iniciativa para terminar con el cobro de comisiones bancarias y, naturalmente, la Bolsa Mexicana de Valores se desploma.

Nuevamente, los bandos agarran su trinchera y despotrican en monólogo sordo: “chairos” contra “fifís”, “fifís” contra “chairos”. En sus marcas, listos, fuera. El país ya no conoce de clivajes más profundos que el que se da entre estos dos grupos amorfos, indefinidos, pero claramente confrontados. Ambos se equivocan. Ambos tienen razón. 

Pero el país tampoco conoce de un grupo intermedio, de ése que puede reconocer la preocupación ética de los “chairos”, al mismo tiempo que concede que sea la misma que sostiene la insistencia técnica de los “fifís”.

No existe en el debate público ese grupo que puede sostener que es peligroso atizar a los mercados innecesariamente, sin que eso implique que quiera defender al banquero gordo con monóculo de las caricaturas más pueriles. Se ha silenciado ese grupo que defiende a los mercados, que sabe que debemos regularlos, pero que se opone a la regulación de la ocurrencia, la del juego de Monopoly que se ha instalado como preocupante norma en estos días de pregobierno.

Ese grupo se ha retirado del debate porque, en cuanto uno de sus representantes se atreve a decir que por favor sean responsables, salen los “fifís” a decir que esos chairos malhechotes todo lo arruinan por ignorantes, improvisados y “nacos”, que se les dijo, que por qué nos llevaron a la ruina con su voto, cuando todo era perfecto antes de ese ignominioso día. Y, claro, terminan dinamitando el puente.

Salen también los chairos a cuestionar éticamente a ese vocero del matiz de los grises. Porque, claro, la técnica, el liberalismo, la sensatez, la mesura, de pronto son los enemigos públicos número uno del país. Esos que se fueron a una maestría en el extranjero, lo hicieron por puro privilegio, por pura soberbia, por narcisismo, pero nunca existe la posibilidad de que lo hayan hecho porque crean que la pobreza, la desigualdad, la inseguridad se tienen que combatir con política pública basada en conocimiento y evidencia.

No puede ser que ese vocero de la blanquitud, del privilegio, también quiera terminar con la pobreza. No puede ser que, incluso, haya sido servidor público y ya se le haya ocurrido profesionalizar a los policías, o quitar filtros clientelares a la asignación de programas sociales, sólo para darse cuenta de que el ejercicio de gobierno es más complicado que eso. Mucho más complicado que tener buenas ideas que son obvias, aunque los “chairos” crean que es la primera vez que se proponen.

Tenemos a dos grupos de arquitectos. Unos, que no pueden convencer a los otros de que el primer paso es garantizar que las paredes no se caigan. Otros que creen que es una exquisitez, que hay que ver cómo repartir los cuartos de la casa.

La propuesta sobre la mesa parece ser renunciar a la técnica. Si el pastel no levantó en el horno, no hay que echarle más Royal, no hay que batir mejor, no hay que espaciar el ritmo al que se incorporan los huevos, no hay que separar las claras para batirlas aparte. No. Si la receta no funciona, quememos el libro, echemos los ingredientes que nos gusten. Los que sean. Algo que sueñe rico. Ingredientes orgánicos, de comercio justo, producidos localmente, porque de eso se trata la política pública, de mostrar preocupación por las terribles historias de pobreza, pero no, ya no, de educarse en cómo reescribirlas.

Y ojalá fuera solo una disputa por quién “tuvo razón” con su voto, pero el problema es que en lo que unos y otros debaten desde sus extremos los pobres se siguen multiplicando, los muertos se siguen apilando, el sueño de futuro, de jóvenes y viejos, se sigue desmoronando.
    

 *Especialista en discurso político. Directora de Discurseros SC

 

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