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Plásticos por doquier

Lorena Rivera

Lorena Rivera

La basura plástica parece no tener fin, con todo y las prohibiciones y leyes surgidas durante los últimos años en varios países. Organismos internacionales, así como organizaciones ambientales, no dejan de lanzar campañas de concientización sobre la gravedad de la contaminación plástica.

Las imágenes de mamíferos marinos muertos por ingesta de plástico siguen circulando en los medios de información y en las redes sociales causando tristeza o enojo entre quienes las ven, pero, ¿qué tanto cala ver ballenas con estómagos llenos de bolsas, botellas y un sinfín de artículos plásticos como para disminuir o erradicar el consumo de este material en la vida diaria?

Hace unos cuantos días nos enteramos de que un grupo de investigadores españoles fotografiaron una medusa de la especie Pelagia noctiluca con un fragmento de plástico azul en su interior.

El equipo de EOMAR, del Instituto Universitario ECOAQUA de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, logró fotografiar por primera vez medusas ingiriendo plásticos en su hábitat natural, el Atlántico Norte, lo cual, de acuerdo con los especialistas, constituye un hito en el estudio del impacto de la contaminación por plásticos en esa especie. Además, el hallazgo enciende las alertas, porque el problema no deja de poner en peligro a los diversos ecosistemas marinos.

Otro dato. Dentro de la cadena trófica marina, las tortugas se alimentan de medusas, pero, debido a la gran contaminación plástica, éstas están confundiendo las bolsas con medusas y, al comérselas, su sistema digestivo se atrofia, causándoles la muerte.

Océanos y tierras son contaminados con este material día tras día. Los cálculos indican que ocho millones de toneladas métricas de desechos plásticos terminan en los océanos cada año, esto equivale a verter un camión lleno de plástico cada minuto.

Pero la irrupción de la pandemia de covid-19 está sumando miles de millones de desechos, como cubrebocas, guantes de nitrilo o látex, además de botellas de gel u otro tipo de desinfectantes, lo cual empeora la problemática.

Científicos publicaron un estudio titulado Covid Pollution: impact of covid-19 pandemic on global plastic waste footprint, en el cual hacen un análisis de la huella ambiental de los desechos plásticos generados en la pandemia a nivel global.

Si bien reconocen que los productos desechables han jugado un papel importante en la protección del personal médico, así como de las personas en general, miles de millones de cubrebocas, guantes, trajes y batas médicos de protección, botellas de gel, jeringas, kits de pruebas médicas, bolsas y envases para llevar, paquetes de alimentos y productos de polietileno “se han sumado al ambiente terrestre y podrían causar un aumento en los desechos que arrastran las costas oceánicas y ensucian el lecho marino”.

En el documento, los autores señalan que desde el inicio del brote se generan en todo el mundo, aproximadamente, 1.6 millones de toneladas de desechos al día.

Imagínese lo que significa que unos tres mil 400 millones de cubrebocas de un solo uso se tiran a diario a nivel mundial, y súmele las bolsas plásticas que deben usarse para desecharlos como medida de seguridad. Recomendación necesaria, pero de seguro empeorará la problemática de la basura plástica que termina en el ambiente y los océanos, más cuando no hay manejo ni reciclaje eficiente.

Si no se toman las medidas urgentes de manejo y tratamiento, los desechos biomédicos por covid-19 podrían echar atrás los esfuerzos por frenar la basura plástica.

Aquí no paran los peligros para la salud de las personas, animales y sus hábitats que desencadenan los desechos plásticos.

Otra investigación recién publicada por la prestigiada revista Proceedings of the National Academy of Sciences da cuenta de que la contaminación plástica ha llegado a la atmósfera, es decir, al aire que respiramos.

Así es. Partículas y fibras microplásticas generadas por la descomposición de desechos mal administrados “ahora giran alrededor del mundo con distintos tiempos de residencia atmosférica, oceánica, criosférica y terrestre”.

Sabemos que las partículas PM2.5 y PM10 dañan la salud al provocar enfermedades pulmonares, en este sentido, la investigación plantea interrogantes sobre el impacto en la salud humana de los microplásticos en la atmósfera.

Los científicos indican que, “al ritmo actual de aumento de la producción de plástico (~4% anual), comprender las fuentes y las consecuencias de los microplásticos en la atmósfera debería ser una prioridad”.

Pero las soluciones son complejas, como limpiar de plásticos océanos y tierras.

Así, estos hallazgos dan cuenta de que el plástico se está saliendo de las manos de la humanidad. No sólo llegó para quedarse, sino también lo comemos, bebemos y respiramos. ¿Qué tan llenos están nuestros organismos de microplásticos?

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