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México deja de ser una democracia

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

No me gusta nada el resultado del Índice de la Democracia de Unidad de Inteligencia de la prestigiosa revista británica The Economist, publicado la semana pasada. México, de acuerdo a este reporte, dejó de ser una “democracia defectuosa” para convertirse en un “régimen híbrido” que está entre una democracia y el autoritarismo. Tantos años de esfuerzos por democratizar el país para que nos digan, desde el extranjero, que ya vamos como el cangrejo, es decir, hacia atrás. Es tristísimo.

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Con base en 60 indicadores agrupados en cinco categorías (pluralismo y proceso electoral; libertades civiles; funcionamiento del gobierno; participación política; y cultura política), el Índice de la Democracia clasifica a 165 países en cuatro posibles tipos de regímenes políticos: democracia plena, democracia defectuosa, régimen híbrido, régimen autoritario.

Hasta el estudio pasado, México era una democracia defectuosa. Cito la definición de este tipo de regímenes, según el estudio de 2021: “Estos países tienen elecciones libres y justas y, aunque haya problemas (como violaciones a la libertad de prensa), se respetan las libertades civiles básicas. Sin embargo, hay debilidades significativas en otros aspectos de la democracia, incluyendo problemas en la gobernabilidad, una cultura política subdesarrollada y bajos niveles de participación política”.

Según The Economist, ahí estábamos hasta el año pasado. Ahora hemos pasado a ser un régimen híbrido. Aquí la definición: “Las elecciones tienen irregularidades sustanciales que a menudo impiden que sean, a la vez, libres y justas. La presión del gobierno sobre los partidos y candidatos de la oposición puede ser común. Las debilidades serias son más frecuentes que en las democracias defectuosas: en cultura política, funcionamiento de gobierno y participación política. La corrupción tiende a ser generalizada y el Estado de derecho es débil. La sociedad civil es débil. Por lo general, hay acoso y presión sobre los periodistas y el Poder Judicial no es independiente”.

Entre 2020 y 2021, cuatro países pasaron de democracias defectuosas a híbridos: Ecuador, Paraguay, Túnez y México.

¿Por qué la degradación en la calificación de nuestro país?

Cito el reporte:

“El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, continuó sus esfuerzos para concentrar el poder en el Poder Ejecutivo. En agosto, López Obrador dijo que buscaría una reforma integral de las autoridades electorales del país, ya que cree que tienen prejuicios contra su gobierno y dijo que están ‘al servicio de la antidemocracia’. López Obrador también intensificó sus ataques contra los medios de comunicación y se volvió cada vez más intolerante con los críticos, incluso entre sus aliados. Altos niveles de violencia de los cárteles del crimen organizado tuvieron un impacto en las elecciones intermedias de junio y plantea riesgos crecientes para la democracia mexicana. A pesar de los persistentemente altos índices de aprobación del señor López Obrador, los mexicanos expresan bajos niveles de confianza en el gobierno. México ahora se clasifica como un ‘régimen híbrido’ en lugar de una ‘democracia defectuosa’ y las tendencias arriba mencionadas sugieren que es probable una mayor erosión de la democracia de México a medida que se acerquen las elecciones presidenciales de 2024”.

La regresión autoritaria en México no es exclusiva en América Latina, una región que se está caracterizando por el crecimiento de populistas iliberales como, según el reporte, Jair Bolsonaro en Brasil, Nayib Bukele en El Salvador y el propio López Obrador.

Los simpatizantes del lopezobradorismo dirán que esta es la visión de una revista de la derecha neoliberal que tanto daño le ha hecho al mundo entero. Están en su derecho de pensar así. Yo más bien creo que The Economist es una publicación que siempre ha estado a favor de la causa liberal, es decir, del libre mercado, la democracia liberal, la globalización y la inmigración. El lector consuetudinario de esta columna sabrá que yo coincido mucho con estas posturas. Por eso, me preocupa y entristece que su Unidad de Inteligencia haya degradado el tipo de régimen político que tenemos a uno más autoritario.

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Pero, después de lo que hemos visto en los últimos meses, y sobre todo en los días más recientes, ¿cómo no estar de acuerdo en que estamos en un claro proceso de regresión democrática liderado desde la mismísima Presidencia de la República?

               

           Twitter:@leozuckermann

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