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Reactivar el Congreso

Laura Rojas

Laura Rojas

Agora

El pasado 19 de marzo, hace nueve semanas, se celebró la última sesión de la Cámara de Diputados. A fin de cumplir con las medidas de distanciamiento social para contener el contagio de covid-19, suspendimos las sesiones del pleno y priorizamos el trabajo a distancia del personal, comisiones, comités y órganos de gobierno.

Si bien la Cámara siguió funcionando, principalmente a través de estos últimos, y varias comisiones también continuaron su trabajo a través de plataformas digitales, la realidad es que durante estas semanas de pandemia no hemos podido discutir ampliamente y a profundidad sobre la emergencia sanitaria y sobre la crisis económica que ya afecta a millones de mexicanas y mexicanos.

Lo anterior, como ya he explicado en una columna previa, se debe a que las reglas actuales del Congreso impiden las sesiones virtuales de las Cámaras y, en mi opinión, una vez que sea posible tener sesiones presenciales, la reforma que permita al Poder Legislativo sesionar y votar asuntos a distancia debería ser la primera en aprobarse, porque no sabemos si habrá un rebrote del virus o alguna otra contingencia en el futuro.

La instalación de la Comisión Permanente, el pasado 1 de mayo, significó, formalmente, la reactivación plena del Congreso y la posibilidad de que éste, finalmente, empiece a discutir y a generar soluciones a las apremiantes necesidades que hoy nuestros representados tienen.

Las reglas de la Comisión Permanente habilitaron las sesiones en línea, por lo que el miércoles pasado se celebró la primera sesión virtual de dicha Comisión en la historia, sin duda, un paso importante para adecuarnos a las actuales circunstancias. Sin embargo, las propias reglas establecen que en una sesión virtual no es posible votar asuntos porque la orden del día sólo puede incluir los apartados de agenda política y presentación de iniciativas y puntos de acuerdo por parte de las y los legisladores, pero no es posible votar dictámenes o cualquier otro asunto.

Hay que recordar que la actividad legislativa fue declarada, desde el principio, como una actividad esencial por parte de las autoridades, lo cual implica que, procurando las medidas sanitarias necesarias, igual que el sector salud o el agroalimentario, el Poder Legislativo debe seguir funcionando.

Lo anterior no es en vano, varias organizaciones parlamentarias internacionales han expuesto el importante papel de los parlamentos durante una emergencia sanitaria, que consiste fundamentalmente en ser la voz de las y los representados y en supervisar y evaluar si las respuestas del gobierno son adecuadas, suficientes y eficaces.

En las últimas tres semanas se han presentado 40 iniciativas y 329 puntos de acuerdo relacionados con el covid-19. Los temas más recurrentes de estas propuestas son apoyos económicos a la población, protección al personal sanitario y violencia en contra de las mujeres y las niñas. Dichas propuestas deben ser discutidas y votadas en comisiones y en el pleno de la Comisión Permanente a la brevedad, así como activar los mecanismos de control parlamentario para revisar la actuación del gobierno en los distintos ámbitos de actuación relativos a la pandemia. En el ámbito legislativo hemos perdido semanas valiosas, tanto para el desahogo de las propuestas de las y los legisladores como para la supervisión de las acciones gubernamentales.

Por el bien de México, urge reactivar el Congreso.

                *Presidenta de la Cámara de Diputados

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