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Narcoseries y lo mejor de México

Laura Rojas

Laura Rojas

Agora

 

Hace unas semanas, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, habló sobre el impacto que las narcoseries tienen en la imagen de México en el mundo. El canciller relató que muchos de sus homólogos le han dicho que lo que más se ve de nuestro país son las series sobre narcotraficantes que son transmitidas por plataformas digitales globales, y dijo: “no nos hace ninguna justicia eso, mucho vamos a tener que hacer en redes sociales y también en las series. México tiene que promover otros guiones, se puede y se debe; y queremos hacerlo”.

Las declaraciones llamaron mi atención porque, de la misma forma que el canciller, muchos colegas parlamentarios de otros países me han dicho lo mismo, y es que, entre las noticias sobre violencia e inseguridad que a menudo alimentan las páginas de los medios extranjeros, y las narcoseries, la imagen más expandida sobre nuestro país no es la más positiva.

El narcotráfico es una realidad que, como tal, ni debe ni puede negarse u ocultarse, y la televisión, el cine y la literatura la han mostrado igual que a otras muchas realidades de nuestro mundo, sin embargo, ésta no es la única realidad que merece ser mostrada.

La preocupación del canciller encontró eco en veinte diputados y diputadas integrantes de la Comisión de Radio y Televisión, quienes le enviamos una carta proponiéndole la creación de un grupo de trabajo conformado al menos por la citada comisión, la Secretaría de Relaciones Exteriores, los medios públicos y representantes de la industria a fin de generar nuevas series de televisión de alta calidad, que amplíen y diversifiquen la oferta actual de contenidos sobre nuestro país.

Es importante reiterar que no se trata de prohibir o censurar las narcoseries, o de ir en contra de la libertad de expresión, al final, es la propia audiencia la que decide qué ver y qué no ver. De lo que se trata es de generar nuevas propuestas de entretenimiento que cuenten otras historias sobre México.

Todos los países tienen problemas o tuvieron episodios en su historia que han sido cuestionados: la mafia italiana, el régimen nazi, las dictaduras española y chilena, los totalitarismos comunistas, la esclavitud y la segregación racial, etcétera. Todo ello, y más, se ha mostrado en el cine y la televisión.
Ese “más” a menudo es producto de inversión pública y privada y ha partido de una decisión del
Estado de intervenir para generar contenidos que promuevan la cultura, la gastronomía, los sitios turísticos, la historia, e incluso los valores y principios en los que la sociedad cree como la tolerancia, el respeto a la diversidad, la legalidad, la cultura del
esfuerzo, etcétera.

Ese “más” es en el que México debe trabajar. Ejemplos hay muchos. En la televisión española, la serie Cuéntame cómo pasó, Tiempos de Guerra, El final del camino, o Isabel. La televisión británica cuenta con series como The last kingdom, The Crown, The Royal House of Windsor, Peaky Blinders, Downton Abbey, Sherlock, Outlander y Call the midwife; y entre las series francesas podemos encontrar Versailles, Marseille o Au service de la France. Israel también ha lanzado series vistas a nivel global como Fauda. Varias de ellas fueron producidas por televisoras nacionales y retomadas por plataformas globales o producidas por los llamados OTT´s.

En México, la televisión comercial ha realizado producciones con contenido histórico que resultaron exitosas. Así que, experiencia hay y el rediseño de las instituciones que se harán cargo de la promoción turística y cultural de nuestro país es un buen momento para incluir en la estrategia del gobierno federal, la producción de series que cuenten no sólo lo malo, sino también lo mejor de México.

 

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