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Esta Guardia Nacional sí

Laura Rojas

Laura Rojas

Agora

Esta semana se concluyó el proceso legislativo para crear la Guardia Nacional, un asunto que ocupó el primer lugar de la agenda pública por semanas y con razón, ya que no solo se trató de discutir soluciones para el problema estructural más grave que tiene México: el de la inseguridad y la violencia, sino de confirmar el tipo de Estado que las y los mexicanos queremos: un Estado democrático, comprometido con los Derechos Humanos.

Ésta fue una discusión amplísima en términos de la diversidad de actores que se involucraron: académicos, representantes de organismos internacionales, defensores de Derechos Humanos, especialistas en políticas de seguridad, autoridades de los tres niveles de gobierno, comunicadores, etc., lo cual dotó a la discusión de argumentos, experiencias y evidencias de enorme valor para solucionar el dilema de la participación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública.

La primera lección derivada de este proceso para la mayoría morenista en el Congreso debería ser que escuchar a todas las voces y hacer caso a las propuestas mayoritariamente coincidentes, fortalece y mejora las ideas del gobierno, e incluso, sirve para conseguir el apoyo de otras fuerzas políticas, para legitimar y ser corresponsables de las decisiones.

Hay que recordar que en la Cámara de Diputados la mayoría morenista aprobó la creación de una Guardia Nacional que no cumplía con una sola de las demandas presentadas por el mismo grupo de personas que tan sólo unos días después lo hicieron en el Senado, donde la minuta fue modificada para incluirlas. La segunda afortunada lección es que tener un Congreso con dos cámaras, para que una revise el trabajo de la otra, funciona.

En el Senado de la República, Morena no cuenta con la mayoría calificada necesaria para reformar la Constitución y se enfrentó al dique de una oposición unificada que lo obligó a negociar cambios al dictamen. Que los contrapesos institucionales al enorme poder del Presidente aún existan, es esperanzador, y debería ser tomado por el gobierno y su partido como una oportunidad para revalorar el diálogo y la capacidad de colaboración interpartidista.

Una vez devuelta a la Cámara de Diputados la minuta con cambios, este jueves fue aprobada por todos los grupos parlamentarios, una reforma a la Constitución que dota a las fuerzas armadas de un marco jurídico de actuación para cumplir tareas de seguridad pública bajo un mando realmente civil al estar adscrita a la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, y al determinar que en caso de ser juzgados los elementos de la Guardia Nacional, lo serán por tribunales civiles.

Asimismo, la actuación de este cuerpo estará bajo supervisión del Senado al cual tendrán que remitir un informe anual de actividades. Dichas actividades se regirán por los principios de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que determinó que la actuación de personal militar en tareas de policías deberá de ser extraordinaria, regulada, fiscalizada, complementaria a las tareas de las autoridades civiles y subordinada a éstas.

La reforma establece también un plazo de cinco años para que las fuerzas armadas regresen a los cuarteles y sean sustituidos por policías civiles, para lo cual mandata a los municipios y estados a implementar un programa de fortalecimiento de sus cuerpos de seguridad pública. Adicionalmente, el Congreso deberá aprobar una Ley de uso de la fuerza y el registro nacional de desaparecidos.

Por todos estos cambios, prácticamente todos los legisladores de la oposición, dijimos: con esta Guardia Nacional, sí. La siguiente reforma legal a discutir será la Reforma Educativa, ojalá las lecciones de este proceso sirvan para construir una minuta de consenso que ayude a resolver otro de los grandes pendientes de México.

 

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