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Ballenas

Juan Carlos Sánchez Magallán

Juan Carlos Sánchez Magallán

 

Las ballenas que hoy conocemos no se parecen en nada a las de hace millones de años. Los cetáceos, el grupo que incluye las ballenas y los delfines de hoy, evolucionaron hace 50 millones de años a partir de pequeños animales de cuatro patas con pezuñas. En lugar de ser una de las criaturas más grandes de la Tierra, como lo son ahora, provienen de criaturas del tamaño de un perro promedio.

La Comisión Ballenera Internacional (CBI) tomó la decisión de proclamar hace 36 años el Día Internacional contra la caza de ballenas mejor conocido como Día Mundial de las Ballenas y los Delfines.

El propósito de esto es frenar la caza indiscriminada y tortura de estos preciosos animales, por cierto, en peligro de extinción. La CBI es el único foro multilateral para el manejo y conservación de las ballenas, así como su caza. Se fundó en 1946 para desarrollar acuerdos internacionales que preserven la especie, que, por cierto, está en extinción. Organismo multilateral creado en 1946 e integrado por 88 países.

El objetivo central sigue siendo el mismo, sin embargo, le han adicionado tareas como la caza incidental, eventos de enredo, choques con barcos, ruido del océano, contaminación de los mares consecuencia de los desechos plásticos y químicos y la observación sostenible de las ballenas y, de esta manera, promover su desarrollo y coordinación para emitir regulaciones a la industria. Inicialmente fomentó la caza, pero el resultado fue desastroso, más de dos millones de ballenas fueron masacradas en los primeros 30 años de vida de la organización.

Así han sido asesinadas ballenas, incluidas las pequeñas, ballenas comunes, ballenas del norte, ballenas grises, cachalotes y ballenas de Groenlandia. Fue en 1982, que los miembros de la CBI votaron a favor de una moratoria suave sobre la caza comercial, pero este Tratado de Paz Global dejó varias lagunas.

Todavía más, desde 1986 cuando entró en vigor la prohibición de la caza de ballenas, ésta fue “letra muerta”, pues Japón, Noruega, Islandia, Rusia, Corea y balleneros locales de otros países siguieron sacrificando a miles de ballenas.

Por increíble que parezca, las naciones balleneras engañan y se autoengañan, pues la caza no disminuyó y, por el contrario, aumentó. Desde la vigencia de la moratoria, Japón ha matado a 6,083 ballenas juveniles, 634 ballenas de Bryde y 400 cachalotes, lo anterior sustentado en una “investigación científica”. Noruega se opuso a la moratoria y, por tanto, la CBI, le sigue permitiendo la caza con cualquier tipo de especímenes: la flota integrada por varias docenas de buques constantemente navega por el mar Atlántico Nororiental, desafiando ambos países a la opinión mundial y a las disposiciones de la CBI.

Rusia, a principios de los noventa, se presume que falsificó los datos sobre ballenas cazadas durante más de tres décadas; además de sacrificar especies protegidas excediéndose por mucho en las cuotas permitidas para otras especies.

El problema de fondo radica en el hecho de que existen igual número de países dentro de la CBI, con intereses antagónicos, 39 países en favor de que se regule y el resto por que se suspenda la caza, de esta manera es como no se respetan los acuerdos formales suscritos en esta institución.

El problema de las ballenas se intentó controlar antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando los cazadores se percataron que el número de ballenas mermaban rápidamente conforme las sacrificaban. Así, la Liga de Naciones Unidas impulsó un primer documento, pero fue en la Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente en 1972 que aprobó la moratoria de 10 años para frenar la caza de estos enormes mamíferos.

Necesario es modificar las reglas para preservar su especie y evitar su extinción, de no hacerlo seguiremos acabando con las especies de la misma manera humana, ¿o no, estimado lector?

 

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