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Los mariachis callaron

Joselo

Joselo

CrockNICAS MARCIANAS

¿Cuauhtémoc Blanco presidente de la República Mexicana? Es una de las “profecías” que hace Fernando Rivera Calderón en su nuevo libro y primera novela Los mariachis callaron (Reservoir Books 2018). No es que el autor se haya convertido en Nostradamus. Lo que hizo fue escribir un libro más cercano a la sátira que a la ciencia ficción, en la que nos muestra la Ciudad de México del futuro, 2026, y su visión no es muy alentadora: el Popocatépetl lanza las cenizas que nos mantienen en una noche perpetua; taxis inteligentes anfibios, debido a las inundaciones tan recurrentes en nuestra ciudad, ¿a quién se le olvida que vivimos sobre un lago?, y el país gobernado por el exfutbolista Blanco, con un gabinete conformado por exdirectores técnicos, actores y
presentadores de televisión.

El personaje principal es Kalelia, una joven que regresa a su país para asistir al velorio de su padre, después de casi diez años viviendo en Canadá. Kalelia se reencuentra con México, que se parece, pero no, al país que dejó atrás.

Fernando Rivera Calderón escribió un libro que debería hacernos llorar, pues es el retrato en clave de nuestra realidad mexicana. Fernando consigue lo contrario, en vez de llorar, nos hace reír a carcajadas en cada página, al mismo tiempo que reflexionamos: ¿hasta dónde vamos a llegar como país?

En su “Postdata preliminar”, un texto que aparece al principio del libro, el autor nos cuenta: “Escribí esta novela entre septiembre de 2017 y enero de 2018. Quería terminarla antes de la elección presidencial de 2018, como manera de conjurar los demonios que me acechaban, y porque, mientras la hacía, tuve la impresión de que la realidad parecía tener prisa por llegar a todo aquello que yo imaginaba para el año 2026. La realidad comenzó a spoilerearme la historia”.

Que gran frase e idea: la realidad spoilereando la ficción. Le dije directamente a Fernando que me diera un ejemplo de un spoiler: “Cuando imaginé un presidente futbolista, y que podía ser Cuauhtémoc Blanco (Cuitláhuac en la novela), éste aún no anunciaba su intención de ser gobernador. Ya era alcalde de Cuernavaca, pero yo pensé que eso era a lo más que iba a llegar. Cuando ganó las elecciones me espanté. Lo que en un principio a mí me parecía un chiste, se convirtió en una realidad profética”.

Grant Morrison, escritor de guiones de cómic y mago moderno, tiene la teoría de que sus textos son capaces de alterar la realidad. Son una especie de conjuros que van cambiando el entorno y lo que parecía imposible se logra. Cuando Morrison escribía The Invisibles, una serie que publicó Vértigo Comics en la década de los noventa, la estaba pasando muy mal en su vida. No tenía dinero, no tenía pareja, estaba deprimido. Así que utilizó como herramienta el arte secuencial y se infiltró en el cómic para generar un cambio en su vida “real”. El experimento funcionó. Al cabo de unos meses, un año, había conseguido todo lo que había deseado al escribirlo.

Yo a Fernando Rivera Calderón no le encuentro lo mago. No trae capa ni sombrero ni varita ni escoba. No lo sigue una lechuza a lo lejos. Tampoco tiene barba larga y blanca como Gandalf. Pero quién sabe. Espero que su libro no sea un conjuro literario para distorsionar la realidad, que nos lleve hacía ese futuro posible que, antes de escribirlo, parecía absurdo.

Lo que sí podría pasar, aunque dicen que los políticos y futbolistas en nuestro país no abren un libro ni por error, es que Cuauhtémoc Blanco lea Los mariachis callaron y le entren ideas. Que diga: “ya me vi”, y ¡PUM!

No hay que adelantarnos. Con la realidad como está tenemos suficiente. Vamos a ver cómo se desarrolla la trama. Espectadores y actores, todos en este México
lindo y querido.

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