El nuevo Porter

El lunes pasado en El fin del mundo, programa de radio de Rulo en Reactor, Villor de Porter anunció que el nuevo vocalista de su banda sería David Velasco, un cantautor de Guadalajara, remplazando al excéntrico Juan Son.

Yo no sabía nada, era la primera vez que escuchaba hablar de esto, aunque investigando en ese mismo instante por internet, me di cuenta de que el asunto ya llevaba meses cocinándose: en junio, Porter dio una tocada en un festival en Guadalajara con este nuevo vocalista; en julio, anunciaron en Facebook la decisión de la banda de continuar sin Juan Son y ahora, a mediados de agosto, lo hablan por radio, pero cosa extraña, sin mostrar ninguna de las canciones nuevas en las cuales están trabajando. Eso, dice Villor, llegará en septiembre.

Para mí, como para muchos conocidos, Porter debería llegar a ser una de las grandes bandas del rock mexicano.

No me malinterpreten, mucho han logrado, pero yo quería que fueran más grandes, aun de lo que demostraron ser en el pasado Vive Latino, donde sesenta mil personas coreaban todas y cada una de sus canciones.

Hasta el hecho de que mucha gente odie tanto a Juan Son, sus maneras, su voz, su vestuario, ayuda. Esa polémica, para mí, es un ingrediente necesario para que una banda llegue a ser exitosa.

Ahora sin Juan, que demostró ser muy talentoso e innovador en sus proyectos en solitario, no sé bien qué va a pasar.

Me siento ligado a Porter, aunque no los vea ni hable con ellos nunca. Recuerdo que a finales de 2004, en un concierto en la Concha Acústica en Guadalajara, alguien me hizo llegar su demo, que resultó ser el EP Donde los ponys pastan.

Cuando escuché Espiral, la primera canción de ese CD, me sorprendí gratamente. La canción era excelente y la voz sonaba con influencia de muchos cantantes de rock en español, pero como ninguna.

La canción parecía decir: aceptamos las influencias, pero las llevamos más allá. Quedé prendado de la canción, tanto, que no podía dejar de oírla.

Por esa época, Rulo me había dicho que si escuchaba algún grupo interesante en español, ya fuera mexicano o extranjero, un disco, un demo, o lo que fuera, se lo hiciera llegar. La radio pública Reactor apenas comenzaba, así que la nueva música era bienvenida.

Yo sabía que a Rulo le interesaría escuchar a esa banda desconocida llamada Porter, pero como no tenía donde hacer una copia de mi CD me resistía a entregárselo.

Fue hasta principios de 2005 que me fui a Santiago de Chile para grabar mi disco solista Lejos, con Álvaro Henríquez de los Tres, que decidí dárselo.

Un mes y medio después, ya que regresé de mi aventura chilena (a la que puedo llamar Leaving Santiago como en Leaving Las Vegas, ya se imaginarán a que se debe), fue que Rulo me dijo que Espiral, y Porter, eran un hitazo.

Yo ni los conocía físicamente cuando los fui a saludar al camerino antes de un concierto que iban a dar en el DF y me llamaron “padrino”.  Fue halagador, pero en realidad no hice gran cosa, eventualmente a Rulo le iba a llegar ese material, pues era muy bueno.

Aun así me trataron como si me conocieran de toda la vida, sobre todo Juan Son, quien me hacía bromas muy llevaditas como si fuéramos grandes amigos. Desde la primera vez que lo saludé me di cuenta de que era todo un personaje. Y sí, como mucha gente le achaca en las redes sociales, se creía todo un rockstar, lo cual no es necesariamente malo en el frontman de una banda.

Ahora me entero por Rulo, por su programa de radio, de que se va Juan Son y entra David Velasco. Otra vez los mismos en situaciones distintas: Rulo, Porter y yo.

Escuchando las canciones de David Velasco en Soundcloud me doy cuenta por qué los músicos de Porter lo invitan a ser el nuevo cantante: la textura de su voz, los juegos que hace con ella, los temas de sus composiciones, lo acercan a Porter y a Juan Son sin ser lo mismo, sin llegar a ser un imitador.

Sólo nos queda a nosotros, a los seguidores de Porter, a sus fans, aceptar o no este cambio.

Dependerá del material que nos muestren en septiembre, aunque el no de muchos ya lo tienen.

Yo no sé. Espero tener la capacidad de escucharlo sin prejuicios, escuchar la música y no a quien la hace; aceptar y entender, eso que dijo Villor en la radio: Porter se convirtió en algo más grande que sus integrantes.