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El regreso del hegemón, I

José Luis Valdés Ugalde

José Luis Valdés Ugalde

En marzo de 2018, justo en el periodo más crítico del desarraigo trumpista del orden global, escribí en esta columna: “el internacionalismo liberal había sido históricamente el cuadrante desde el que EU definía su política internacional. Se trata de un espacio en que el multilateralismo y las instituciones internacionales, como la ONU, creadas por Washington y sus aliados en la segunda posguerra, tenderían a la consecución de los arreglos económicos, políticos y sociales que le dieran certidumbre y equilibro a la gobernanza global, al tiempo que contendrían los peligros a la paz mundial que representaban para Occidente las acciones del bloque soviético. Era pues, un frente amplio de Occidente y, a la vez, un firme componente del control que los países occidentales pretendían detentar en el ámbito de la bipolaridad que dominó durante toda la Guerra Fría. Desde entonces, EU se caracterizó por ser, indistintamente de si los demócratas o los republicanos gobernaran, un ‘hegemón liberal’. En el mundo entero imperaba la dominación estadunidense y la pax americana era el signo de esos tiempos que expresaba que bajo su sombrilla se podía mantener una paz relativa” (Hegemonía no liberal, 03/03/2018).

¿Qué ocurrió en 2020?: después de la larga noche del trumpismo, en que el poder estadunidense decayó aún más, volvemos a ver a un EU animado por estos instintos que quedaron desplazados por el aislacionismo practicado por Trump. Nos guste o no, EU ha sido, en palabras de Doug Stokes, un hegemón “estructuralmente aventajado”, que ha sido tanto un creador de sistemas como un tomador de privilegios (Trump, American hegemony and the future of the liberal international order, International Affairs, 94-I, 2018). Se trata de una posición privilegiada en el ámbito internacional, toda vez que adquiere los beneficios de la cooperación sin recurrir a la coerción (no siempre), mientras refuerza su posición en la comunidad internacional y se reinventa en formas tales que se contribuye así a prolongar su hegemonía. De haber sido un hegemón no liberal durante esta etapa, ahora, con Biden, presenciamos el regreso de un Washington brioso, dispuesto a recuperar los tiempos perdidos y a reivindicar su “derecho” a la dominación, al tiempo que intentará revertir el declive de su hegemonía frente a actores como China, Rusia o la Unión Europea. Todas las acciones emprendidas por el secretario de Estado, Antony Blinken, señalan un regreso a las formas practicadas en el pasado por EU, que tenían como propósito hacer presencia en la escena internacional con iniciativas cuya pretensión era imponer posturas propias y, al mismo tiempo desplazar a otros actores potencialmente disruptivos con el American way.

Hay por lo menos tres escenarios en que la Doctrina Biden parece estarse convirtiendo en realidad: Su flirteo con Japón y Corea del Sur, que es un aviso a China de que Washington no dejará de considerar a esos dos actores como aliados en su estrategia de contención del poder chino; la decisión de EU de regresar y recuperar el plan nuclear con Irán, clara señal a la Unión Europea y Rusia de que se pretende recuperar la estabilidad y el orden global, así como contener a Irán por medio de la diplomacia inteligente; y la advertencia a Rusia (diplomáticos rusos expulsados de territorio de EU, incluidos) de que no se tolerarán disrupciones en la vida doméstica de EU y de otros países de Europa que pretenden lograr recuperar los espacios democráticos avasallados por las autocracias golpistas, auspiciadas por Moscú. Esta última iniciativa y la decisión de castigar a Putin por sus excesos en contra del orden democrático estadunidense, tiene también como propósito tomar distancia del trumpismo, así como arrinconarlo en su propósito de continuar con su cruzada, la cual ciertamente no ha sido tan exitosa si observamos el rechazo republicano al intento del Caucus America First, de convertirse en corriente política dentro del Congreso y el Partido Republicano.

Para entender cómo está integrado este propósito de recuperar la preeminencia mundial, el gobierno de Biden acaba de dar a conocer un documento/diagnóstico intitulado, Annual Threat Assessment of the US Intelligence Community, producido por la oficina del director de inteligencia nacional (Office of the Director of National Intelligence), cabeza de la comunidad de inteligencia político militar estadunidense. El documento, que comentaremos en próxima entrega, delinea puntualmente los riesgos para EU, empezando por los actores (China, Rusia, Irán, Corea del Norte) y prosiguiendo con los grandes temas (covid-19, cambio climático, terrorismo global y otros). Continuaremos.

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