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Dr. Jekyll y Mr. Hyde, en la 4T

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

Como en esas películas policiales donde un hombre bueno y sonriente, amoroso padre de familia, es al mismo tiempo un desalmado asesino serial, la 4T no deja de sorprendernos con cambios de humor, de discurso y de una visión de país que suele contradecirse consigo misma una y otra vez.

Un sicólogo hablaría de “trastorno de identidad disociativo”, cualquiera de nosotros diría que la 4T sufre de doble personalidad, o sea, de una enfermedad mental caracterizada por la existencia de dos o más personalidades en una persona, cada una con su propio patrón de percibir y actuar, con el ambiente y con los demás. El Presidente se reúne con los mismos (y otros) empresarios a los que días antes acusó de corruptos, y los llama a trabajar juntos y con armonía. Se burla del crecimiento raquítico del 2 por ciento promedio de los gobiernos pasados, promete que tendrá un crecimiento económico del 4 por ciento y dice que podemos ser potencia mundial. Pero tendremos crecimiento negativo en este primer trimestre y para todo el 2019 apenas estaremos en un uno por ciento.

Se habla de grandes proyectos, pero los existentes se cancelan: el aeropuerto que se estaba construyendo en Texcoco no es comparable ni remotamente con el proyecto de Santa Lucía, el Tren Maya está muy lejos de compensar los recursos que llegarían de las suspendidas licitaciones en el sector energético, la nueva ley de Pemex y de la CFE y el plan de rescate anunciado no sólo no impulsarán las inversiones en el sector, sino que las alejarán. La buena intención y el discurso del Presidente ante los empresarios se contradice con el que suele manejar en las conferencias mañaneras y con decisiones de su equipo que afectan precisamente esas intenciones.

El Presidente habla de una mafia del poder, otra de la ciencia, de una más en los organismos autónomos, y la secretaria de la Función Pública, Irma Sandoval, convertida en algo así como una versión región cuatro del comité de salvación pública de Robespierre, amenaza a diestra y siniestra (bueno, mucho más a diestra) a los que considera enemigos del presidente López Obrador, pero no pasa de sospechas que no se sostienen, como sucede con el presidente de la Comisión Reguladora de Energía, Guillermo García Alcocer, en un linchamiento público como no habíamos visto en décadas, por relaciones familiares lejanas y que el propio funcionario dio a conocer hace años.

Alguien debería informarles a la señora Sandoval y a otros acusadores que lo que hicieron, si llegan algún día a procesar al funcionario del odiado órgano autónomo, se llama faltas al debido proceso. Por cierto: ¿es ilegal que el primo de la esposa de García Alcocer trabaje en el sector energético, algo que él mismo dio a conocer, pero ¿es legítimo que el secretario de Comunicaciones, Javier Jiménez Espriú, oculte la propiedad de un departamento en el extranjero a través de un fideicomiso y lo traspase de última hora a su hijo? Doble personalidad.

La señora Sandoval aseguró también que “el pueblo está más preparado que los doctores”, como respuesta a la falta de preparación de los incluidos en la terna para ocupar cargos, precisamente, en la CRE.  Quizás por eso ponen diseñadoras de moda o aspirantes a strippers en el Conacyt, al tiempo que aseguran que van a “purificar” órganos e instituciones (cuando se junta la intención de “purificar” con la elaboración de “constituciones morales” el resultado nunca es bueno). Pero el Presidente quiere, dice, una economía abierta y competitiva, crecer al 4 por ciento, busca un reencuentro con la iniciativa privada, concretar 25 proyectos prioritarios. ¿Cómo hacerlo sin apelar a la preparación, la formación, la inteligencia, la educación, los inversionistas, los fifis?¿sin “doctores”, especialistas, sin aceptar controles externos?.

El presidente López Obrador quiere sacar adelante la Guardia Nacional porque considera que es la piedra angular de su estrategia de seguridad. Tiene razón y tiene que tener el apoyo y los votos necesarios para hacerlo. Las dudas que se han presentado son legítimas, pero atendibles dentro del propio proyecto. Ojalá las oposiciones canalicen sus posibilidades legislativas en otros ámbitos, precisamente en la conformación y defensa de los organismos autónomos, los nombramientos en la Suprema Corte, en la reforma a Pemex y en otros temas energéticos, pero no en la seguridad pública. Pero lo que sucede es que los principales argumentos en contra de la Guardia Nacional son los que dio el candidato López Obrador, que se enfrentan radicalmente con lo que impulsa el presidente López Obrador en su iniciativa sobre el tema.

El problema es que cuando se descalifica y juzga con tanta ligereza no es posible establecer bases sólidas de confianza y credibilidad con los interlocutores. El Presidente tiene que elegir cuál de los dos López Obrador quiere ser: el Dr. Jekyll, que busca el crecimiento, el diálogo y la seguridad con apoyo de todos, o el Mr. Hyde, que descalifica, denuncia e ignora a sus críticos. La doble personalidad, en la vida y en la política, es una enfermedad que sólo se cura con terapia conversacional.

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