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Colosio, Aburto, el narco

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

 

En esos extraños ajustes de cuentas con el pasado que lleva a cabo la administración López Obrador, le tocó también una revisión al caso de Luis Donaldo Colosio, asesinado un día como hoy, hace 29 años. Lo hace de la peor manera posible: abriendo la posibilidad de que Mario Aburto, el asesino del entonces candidato priista, pueda quedar en libertad argumentando que fue torturado cuando fue detenido aquella tarde en Lomas Taurinas, donde disparó contra Luis Donaldo.

Pese a que Pablo Chapa Bezanilla sembró un camino de bombas que trató de darle la salida política que él consideraba oportuna en esos años, la investigación posterior de la fiscalía especial que encabezó Luis Raúl González Pérez no dejó lugar a dudas sobre que fue Aburto el asesino. Que sea ahora la CNDH (de la que también González Pérez fue presidente) la que quiera reabrir la investigación para liberar a Aburto dice mucho del sinsentido que marca el accionar de la comisión desde que la señora Piedra Ibarra la encabeza.

Permítame contarle —ya lo hemos hecho aquí en otra ocasión— lo que este reportero investigó desde mediados de 1994 y que hemos seguido trabajando todos estos años.

En Tamaulipas, desde principios de los 80, había nacido una banda criminal llamada Los Texas, conformada por pequeños narcotraficantes enlazados familiarmente. Su jefe era Arturo Martínez Herrera. El número dos era su hermano Guillermo; otro hermano, Daniel, era el tercero al mando, se hacían llamar Caballero Águila Uno, Dos, Tres, respectivamente. Se hicieron muy conocidos por controlar el paso de indocumentados en Nuevo Laredo y, posteriormente, por ser contratados como asesinos a sueldo. En la red de tráfico de personas que se iniciaba en Centroamérica y terminaba en Texas, este grupo se caracterizó por ser el más sanguinario.

Dicha banda creció porque tuvo el apoyo de otro personaje célebre: Guillermo González Calderoni, quien, al ascender al cargo de director de Intercepción Aérea, Terrestre y Marítima de la PJF, enviaba parte de los decomisos realizados por esa corporación a Los Texas para que ellos los ingresaran al otro lado de la frontera. Los Texas trabajaron durante años, tanto para González Calderoni como para Juan García Ábrego. Llegaron a contar con unos 50 pistoleros entrenados por Jaime González Bath, un exmiembro de las fuerzas especiales de Estados Unidos y luego preso en ese país.

En 1994 llegó a Nuevo Laredo un nuevo comandante de la Policía Judicial Federal, Luis del Moral, que se negó a aceptar un portafolio con 200 mil dólares que le enviaba Arturo Martínez Herrera. Unos días después fue interceptado su vehículo y asesinado junto con sus escoltas. Pero, en esa operación, un agente de la PJF que sobrevivió al ataque logró detener a Guillermo Martínez Herrera. Mientras tanto, designado por González Calderoni, Arturo Martínez, el verdadero jefe de la banda, estaba acreditado como comandante de la PJF en Piedras Negras.

¿Cómo participaron Los Texas en la desestabilización de 1994? Una forma fue evidente: el primer personaje contratado para asesinar a José Francisco Ruiz Massieu fue Carmelo Herrera, primo de Los Texas y miembro de la banda. Como se recordará, después de dos meses de seguimiento del político guerrerense, por alguna razón dejó esa encomienda y se fugó con los 300 mil pesos que le habían pagado. Antes, en 1993, Carmelo había sido detenido en el aeropuerto capitalino cuando transportaba 700 mil dólares en efectivo que pertenecían al Cártel del Golfo. A pesar de que la detención fue pública, a los pocos días fue dejado en libertad “por falta de pruebas”.

Carmelo Herrera era narcotraficante, pero también madrina del comandante de la PJF José Luis Larrazolo, un cercanísimo colaborador de González Calderoni. Larrazolo fue asesinado el 2 de febrero de 1994 a las puertas de su casa en el Pedregal, al sur de la Ciudad de México. Larrazolo había encabezado el comando que semanas antes había intentado asesinar en el restaurante Bali Hai de la Ciudad de México a su enemigo, Amado Carrillo Fuentes, y a su familia. Antes, Larrazolo y Carmelo Herrera habían trabajado juntos en la PJF en Mérida.

Como dijimos, Carmelo Herrera era primo de Arturo y Guillermo Martínez Herrera. Carmelo también era vecino del tío de un señor que se llama Mario Aburto. En esa casa, en el norte de Veracruz, conviviendo con ese tío, se supone que Aburto escribió aquellos cuadernos que se encontraron en un baúl en Tijuana. ¿Cómo se identificaba a sí mismo Aburto en esos cuadernos?: como un “Caballero Águila”. ¿Cómo se identificaban a sí mismos los miembros de Los Texas?: como Águila I, Águila II, III, y así sucesivamente. ¿En dónde se le perdió el rastro al revólver Taurus que sirvió para asesinar a Colosio?: en Tamaulipas, precisamente en Nuevo Laredo. ¿Qué había sucedido un mes antes del crimen? Humberto García Abrego había sido corrido de una cena que se le había hecho a Colosio en Monterrey, por órdenes del propio candidato presidencial. Los García Abrego aseguraban que habían “invertido” en la campaña presidencial y Colosio, expulsando a Humberto de la cena, quería mandar el mensaje de que no tenía relación con ellos. ¿Para quién trabajaban Los Texas? Para los García Abrego. Saque usted sus propias conclusiones y haga llegar sus derivaciones hasta el día de hoy, 29 años y muchos miles de muertos después.

 

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