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CNTE: conservadores con ropaje radical

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

El miércoles un irritado presidente electo calificó a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de Educación (CNTE) como un grupo conservador con ropaje radical. Tiene razón Andrés Manuel López Obrador. Es lo que dijimos hace exactamente seis años en el libro La élite y la raza (Taurus, 2012), con Bibiana Belsasso.

En su momento, ese diagnóstico sobre la educación en México fue ignorado tanto por el gobierno que estaba a punto de iniciar como por la izquierda. Ambos, por distintas razones, consideraban que el problema no era la Coordinadora, sino el SNTE y su entonces líder, Elba Esther Gordillo. Se equivocaban, más allá de excesos que pudieran haberse cometido ni Elba Esther ni el SNTE eran el verdadero obstáculo para reformar la educación.

Era la Coordinadora, una expresión violenta, radical que trabaja para sí misma, que tiene en el abandono la educación en los estados donde opera y cuyo principal interés es el dinero, el control de la nómina educativa y las plazas de maestros.

Así lo reconoció el martes López Obrador después de que una de las expresiones de la Coordinadora en Guerrero, la CETEG, reventara a golpes el foro de consulta educativa en Acapulco.

Hace seis años, en noviembre del 2012, en La élite y la raza escribíamos con Bibiana que una de las dos grandes amenazas para la educación pública (la otra era la creciente privatización de la educación) “es lo que podríamos llamar la ideologización de la pobreza y de la mano con ella, la de la propia educación. La CNTE escenifica perfectamente esa lógica de mantener la educación como rehén de la lucha por el poder.  “En el discurso político de la Coordinadora, decíamos en aquel libro absolutamente vigente al día de hoy, no hay nada que se acerque a la educación”.

No es el tema ni el objetivo: en todo caso, es la coartada más o menos eficaz para una lucha política que tiene que ver con las oposiciones más radicales, y que suele pasar por las plazas del magisterio, a las que quieren conservar como un bien patrimonial, lo que confirma, una vez más, el profundo conservadurismo de estos sectores que se denominan de izquierda.

“No se recuerda un año sin que los líderes de la Coordinadora no hayan ordenado tomar la ciudad de Oaxaca o las calles de Morelia, donde no hayan bloqueado espacios públicos en la Ciudad de México, donde no hayan planteado un pliego petitorio imposible de cumplir y, finalmente, no hayan terminado recibiendo dinero y posiciones políticas o de poder de los gobiernos, o incluso de los opositores coyunturales de éstos, que han pensado que están usando esas movilizaciones para descarrilar a sus adversarios sin comprender que así han ido haciendo cada día más fuertes y más impunes a grupos que apuestan solamente por ellos mismos.

“No importa quién sea el Presidente o el gobernador y cuál la coyuntura: se ha creado un monstruo que, paradójicamente, cuanto más hunde al Estado y a su educación, más poderoso se hace. El único interés es el propio. “Oaxaca, Michoacán, parte de Chiapas y Guerrero tienen, gracias a estos grupos, los peores índices educativos del país… Es un magisterio, una sección sindical, muy peculiar: muchos no son maestros, porque las plazas se heredan y se venden; cualquiera que salga de la escuela Normal, como sea que lo haya logrado, tiene asegurada automáticamente una plaza de maestro… Las promociones no se dan por la capacidad, sino por la movilización.

“Han conseguido algunos de sus objetivos políticos y económicos, pero a esos líderes no les interesa ni la infraestructura escolar ni los desayunos, tampoco los útiles o las becas, salvo que les den a ellos el recurso de esos programas para manejarlo. Quieren dinero y por eso piden cosas que saben que no lograrán para quedarse con lo más posible en la negociación, mientras ahorcan al resto de la sociedad en los lugares donde controlan la educación.

“Nada beneficiaría más a las familias, a los estudiantes y a los propios maestros que reformas educativas que les dé a los maestros mayor respetabilidad social y preparación, de la mano con mejores salarios. Pero en la CNTE dicen que la Reforma Educativa “privatiza” la educación.

“Los que están privatizando la educación son esos mismos grupos: ¿qué puede ser más privatizador que exigir que las plazas del sector público sean patrimonio de una persona, que la pueda vender o heredar como un bien personal, privado? ¿Qué privatiza más la enseñanza que la irresponsabilidad de dirigentes magisteriales que se toman más días para marchar, manifestarse, hacer plantones o bloquear calles que para dar clases? ¿Qué impulsará más a una familia a enviar a sus hijos a una escuela privada que el hecho de que sus hijos encuentren una y otra vez la escuela pública cerrada y a sus maestros en la calle?”.

“Estos grupos son los verdaderos impulsores de la privatización de la educación y quienes quieren regresar, a como dé lugar, al viejo sistema político, económico y magisterial. Son los más conservadores, los más reaccionarios, del escenario político nacional”.

Lo dijimos hace seis años. Lo ratificamos ahora. Qué bueno que el presidente electo haya descubierto, a punto de ejercer el poder, el verdadero rostro de estos conservadores con ropaje radical.

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