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Superar el reto que enfrenta la educación debe ser prioridad

Jesús Sesma Suárez

Jesús Sesma Suárez

La calidad educativa en el marco de la pandemia ha resultado un verdadero reto para todas las personas involucradas, no sólo por el proceso tan complicado que ha resultado la modalidad no presencial, cuyo riesgo es que los estudiantes no estén obteniendo el nivel de aprendizaje esperado, sino también por el riesgo de que muchos menores abandonen sus estudios derivado de la grave situación económica y la pérdida del sostén del hogar en muchos núcleos familiares.

Hacer que el trabajo y las responsabilidades en casa convivan con el apoyo a la formación escolar de las y los estudiantes no ha resultado fácil en todos los hogares mexicanos, lo cual ha dado como resultado que muchos niños y niñas lleven una educación más lenta, en desorientación y con muchas dudas no resueltas, cuyos estragos, lamentablemente, se verán reflejados a lo largo de su desarrollo educativo.

Pero el desafío a enfrentar es aún mayor, pues incluso antes de la pandemia nuestro país ya presentaba problemas de desigualdad, cobertura y calidad en la educación. Hasta 2018, las estadísticas señalaban que el 13.2% de los niños, niñas y jóvenes en pobreza extrema no asistía a la escuela por falta de recursos y que, a escala nacional, 3 de cada 10 alumnos y alumnas abandonaban los estudios por falta de dinero.

Se estimaba que en el paso de la educación secundaria a la media superior se perdían cerca de dos millones de alumnos matriculados en escuelas públicas y que la tasa neta de escolarización se veía considerablemente reducida en el paso de primaria a secundaria y después a preparatoria, de 98.4% en la primera a 62% en la segunda, siendo México uno de los países de Latinoamérica con mayor deserción escolar.

El escenario en zonas rurales era todavía peor, ya que, hasta ese año, 6 de cada 10 jóvenes de 15 a 17 años se encontraban viviendo aislados y sin escuelas cerca de su vivienda.

Actualmente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que la situación para nuestro país empeorará en ese sentido a consecuencia de covid. En su análisis Los costos educativos de la crisis sanitaria en América Latina y el Caribe calcula que, tras la pandemia, México será el segundo país con el mayor abandono escolar entre los 6 y 17 años y que aproximadamente el 16% lo hará por motivos económicos.

Basta ver la situación del país para entender que los cálculos del BID no son nada descabellados, pues habrá algunos hogares privilegiados para quienes la drástica situación no represente el mayor problema, pero en la mayoría de los hogares mexicanos la situación será distinta, pues la carga siempre es doble para los más vulnerables, que son la mayoría.

Es urgente y necesario que nuestro país comience a trazar la ruta para la recuperación del sector educativo, con proyectos de apoyo a las familias y los estudiantes, previniendo la deserción escolar por falta de recursos.

Es pertinente realizar, desde ahora, planes de evaluación para medir el nivel de pérdida en el aprendizaje de los alumnos, para lo cual resulta fundamental la visión y la labor de los profesores. También es pertinente ir reforzando las técnicas de enseñanza a distancia, pues la pandemia nos enseñó que debemos estar preparados para futuras eventualidades y, ante todo, poner principal atención en las zonas que, a causa de su lejanía y la falta de cobertura de internet o redes de comunicación, están viendo fuertemente mermado el aprendizaje de su población infantil.

Superar el reto que enfrenta la educación en México no será rápido ni mucho menos sencillo, sin embargo, debe estar entre las prioridades, pues se trata de nuestros niños, niñas y jóvenes que representan la esperanza y el futuro de este país.

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