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Aprobación y desempeño presidencial

Javier Aparicio

Javier Aparicio

Se han cumplido ya dos años de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. ¿Cuál es la mejor forma de evaluar el desempeño del Presidente? Una forma de hacerlo es con base en las percepciones de la población adulta, tal y como hacen muchas casas encuestadoras a lo largo de las gestiones presidenciales en México y en otras democracias.

Una variante sería considerar las opiniones de “expertos” o “líderes”, lo cual lleva al problema de cómo elegir a qué expertos o líderes consultar. Otra variante sería enfocarse en algunos indicadores clave sobre economía, seguridad, bienestar, salud, combate a la corrupción, etcétera, lo cual trae consigo otros problemas más: ¿Qué indicadores elegir? ¿Cómo ponderarlos? ¿Se le puede atribuir responsabilidad plena y exclusiva al Presidente por la situación de un país?

No existe un indicador de desempeño presidencial único ni suficiente. Una forma en que se puede evaluar a los mandatarios es mediante elecciones democráticas. Pero ni siquiera el resultado de la elección federal de 2021, o la más lejana de 2024, podrán atribuirse exclusivamente al Presidente: a las percepciones del electorado sobre el estado que guarda el país, se sumarán las campañas del partido en el gobierno y de la oposición. Y cada votante puede tener valoraciones distintas para premiar o castigar al gobierno en turno por un tema u otro.

Según la “encuesta de encuestas” desarrollada por Javier Márquez en el sitio web oraculus.mx, a noviembre de 2020, 62% de la población adulta aprueba el trabajo del presidente López Obrador, mientras que un 32% lo desaprueba. Hay quienes afirman que éste es un indicador suficiente de desempeño del gobierno en turno. ¿Será?

Tras sus primeros dos años de gobierno, Vicente Fox tenía una aprobación promedio de 56%, mientras que Felipe Calderón tenía 65 por ciento. Enrique Peña, en contraste, apenas alcanzaba un 41 por ciento. ¿Quiere decir esto que tanto Fox como Calderón estaban haciendo tan buen trabajo como el actual Presidente? Tanto Fox como Calderón tuvieron aprobación mayoritaria durante la mayor parte de sus administraciones. A pesar de ello, ambos perdieron fuerza en las elecciones intermedias, el PAN estuvo a punto de perder la presidencia en 2006, y quedó en tercer lugar en 2012—en gran medida, quizás, como consecuencia de su mal desempeño—. Por su parte, Peña Nieto tenía una reprobación mayoritaria en 2015 y, a pesar de ello, logró retener una estrecha mayoría en la Cámara de Diputados —pero su partido también quedó en tercer lugar en 2018—.

Todo lo anterior no quiere decir que la aprobación presidencial sea irrelevante o que no importe, sino que es un indicador insuficiente y limitado. La así llamada aprobación presidencial puede capturar ciertos aspectos de la personalidad o carisma de los mandatarios que son independientes de la calidad de sus gestiones. La evidencia comparada sugiere que, a menudo, los anuncios o decisiones presidenciales pueden ayudar a mejorar la percepción de su desempeño.

Hay quienes afirman que, dada la crítica situación del país en varios frentes, la aprobación del Presidente en turno es una señal de ignorancia o irracionalidad por parte de la población. Ese argumento es falaz y problemático: ¿La percepción de una minoría debería importar más que la de una mayoría? ¿Eran igual de ignorantes o irracionales quienes aprobaban el desempeño de Fox o Calderón?

Muchas de las mismas encuestas que sugieren una aprobación mayoritaria del trabajo presidente también indican que una mayoría de la población reprueba. Por ejemplo, según la más reciente encuesta de Alejandro Moreno publicada en El Financiero (1-XII-2020), tras dos años de gobierno, una mayoría de encuestados califican como mala o muy mala la manera en que el Presidente trata los siguientes asuntos: feminicidios, empleo, economía y seguridad pública. Por su parte, sólo un 39% considera como bueno o muy bueno el combate a la corrupción y un 35% piensa lo mismo de la política de salud. Aunque 60% lo percibe como honesto, sólo un 37% considera que el Presidente tiene capacidad para dar resultados.

En una democracia, es muy difícil mantener altos niveles de aprobación, mucho menos en tiempos de crisis. El Presidente ha sido capaz de hacerlo. Ojalá fuera capaz de usar su capital político para tener logros más tangibles en los asuntos que más preocupan a los hogares.

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