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Alianzas electorales: la guerra que viene

Ivonne Melgar

Ivonne Melgar

Retrovisor

 

Uno de los mayores éxitos del presidente López Obrador es habernos atrapado en el debate de un oprobioso pasado que incluye a los partidos de oposición. Y así seguir justificando los males de hoy.

Desde esta descalificación, las únicas alianzas válidas son aquellas que hace Morena, así sea con las fuerzas que antes acompañaron al PRI: PVEM, PES y Nueva Alianza.

Esta satanización presidencial no inhibirá que se concrete en las próximas horas la mancuerna PAN-PRI, a la cual estará sumado el PRD, para la disputa de 10 de las 15 gubernaturas a definirse en 2021.

Hay estados donde los agravios entre ambos partidos hacen imposible una coalición: Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Aguascalientes. Y en otros resulta innecesaria por la hegemonía de uno u otro logo: Guanajuato, Querétaro, Campeche.

Pero atendiendo esas excepciones, la alianza entre panistas, priistas y perredistas para el relevo de la Cámara de Diputados es casi un hecho en unas 12 entidades del país y este sábado se dará el primer paso para oficializarla en el Consejo Nacional del PAN. Las dudas quedaron disipadas ayer cuando 16 exgobernadores cerraron filas con el dirigente panista Marko Cortés, llamando a los consejeros a respaldar una asociación electoral con otros partidos, excepto Morena.

Firman el documento, entre otros, Marco Adame, Francisco Barrio, Fernando Canales, Alberto Cárdenas, Miguel Márquez, Carlos Medina, Juan Manuel Oliva, Guadalupe Osuna Millán, Patricio Patrón, Francisco Ramírez Acuña, Juan Carlos Romero Hicks y Ernesto Ruffo, quienes argumentan que “superar un gobierno populista por la vía democrática” sólo será posible con el trabajo unido de varias fuerzas que busquen en 2021 la mayoría en el Congreso.

En contraste, en el jaloneo legislativo, senadores como Gustavo Madero, Damián Zepeda y Xóchitl Gálvez defienden la idea de que el cambio reclamado en 2018 no puede ir de la mano del pasado que los ciudadanos rechazaron. Y es que, en la práctica, los panistas se han quedado solos en la resistencia de iniciativas gubernamentales que, al final, el PRI y el PRD sí apoyan.

Pesa en el ánimo, además del purismo del PAN, la idea de que existe un pacto de impunidad entre el peñismo y el gobierno, mismo que habría logrado romper muchas veces el dique opositor de contención. Sin embargo, las alianzas llegaron para quedarse. Y así lo confirman operadores del PAN, PRI y PRD al coincidir en el diagnóstico: las próximas elecciones serán con una Presidencia que concentra poder, hace campaña electoral y pretende que la transformación sea sinónimo de marginar a quienes discrepan. Y comparten un objetivo: acotar en el Congreso y en los estados “un proyecto autocrático en marcha”. De lo contrario, asumen, la segunda parte del sexenio será de aplastamiento y retroceso democrático.

Clemente Castañeda, al frente de Movimiento Ciudadano —única fuerza que se niega a las coaliciones— prevé que el costo para los partidos del “muégano” opositor será alto porque es un absurdo aritmético pretender ganarle a la coalición gobernante, avalada por 24 millones de votantes, haciendo una síntesis del pasado. Y, sin embargo, la realidad tiene sus datos: tres de los cuatro últimos presidentes llegaron al poder con una alianza de dos o más partidos, al igual que 24 de los 32 gobernadores en turno. Y en el Congreso, las mayorías de Morena se sostienen con esa fórmula.

Así que, desafiando el doble rasero presidencial de justificar sus alianzas y criticar las ajenas, éstas tendrán hoy el visto bueno del consejo panista para la elección de diputados, incluyendo la CDMX, Estado de México, Puebla, Sinaloa, Veracruz y Tabasco, entre otros.

Y el próximo lunes, la Comisión Permanente del PAN deberá validar las candidaturas compartidas con PRI y PRD para gobernadores en Baja California, Baja California Sur, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas, con prospectos diversos: Gina Cruz, Guadalupe Saldaña, Pancho Pelayo, Xavier Nava, Ernesto Gándara, Minera Hernández, Polo Domínguez, Claudia Anaya, entre otros.

Así que frente al pragmatismo presidencial que en Nuevo León, por ejemplo, apuntala a la expriista Clara Luz Flores, en detrimento de los morenistas, la oposición hará lo propio en un experimento que involucrará, sin duda, el activismo de varios gobernadores y que no estará exento de sorpresas, como podría ser el caso de que el PAN postule a Luis Donaldo Colosio hijo —diputado local de Movimiento Ciudadano— para esa entidad, una posibilidad que no deja de barajarse.

Y es que las alianzas serán el tema de la conversación electoral que viene. Así lo confirma la solicitud que el INE le hizo ayer al presidente López Obrador para que se abstenga de seguir defenestrando las estrategias de la oposición, a unas horas de que ésta emprenda un nuevo intento de fugarse del pasado perdedor en el que quiere dejarla atrapada el discurso oficial.

 

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