Logo de Excélsior                                                        

Sexto round

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

Todo empezó con un desplegado suscrito por más de 100 medios de comunicación que se unieron para protestar en contra de los ataques que Trump lanzó a la cadena televisiva CNN y el afamado periódico The New York Times. Le advirtieron que sus constantes descalificaciones contra locutores y periodistas podrían generar violencia por parte de sus exaltados seguidores y lo responsabilizaron en caso de que ello llegara a suceder.

El sábado 8 de agosto fue el funeral del senador John McCain, uno de los más queridos y respetados legisladores republicanos. Héroe de guerra (torturado por el ejército vietnamita durante varios años), dos veces candidato a la presidencia de su país, quien evitó con su voto que Trump terminara con la reforma de salud impulsada por Obama, fue promotor de iniciativas para reformar la política migratoria con una visión humanista y amigo de México.

Al sufrir de cáncer por un largo periodo y sabiendo que iba a morir, pudo preparar su funeral con gran detalle. Dispuso que no se invitara a Trump, al cual criticó por su cercanía con Putin y evadir con excusas el no ir a combatir a Vietnam. En contraste, invitó a los líderes de su partido y solicitó a los expresidentes Bush y Obama que dirigieran unas palabras. Ellos no sólo lo elogiaron, sino que dieron ejemplo de su claridad intelectual, capacidad analítica, humor e ironía, pero, sobre todo, hicieron una sutil, pero clara crítica a la manera de gobernar de Trump. Ese día circuló en las redes sociales una imagen que lo dice todo: por un lado, el Presidente jugando golf solo, por el otro, la clase política, intelectual y artística de Estados Unidos reunida en la Catedral de Washington en las exequias a McCain.

El próximo 11 de septiembre, aniversario de los ataques terroristas de hace 17 años, saldrá a la venta un libro escrito por Bob Woodward, tal vez el periodista de investigación más célebre. Brincó a la fama por develar, junto con otro colega, los delitos cometidos por el presidente Richard Nixon que lo forzaron a renunciar. El libro se titula Miedo y, de lo que se conoce hasta hoy, es una denuncia brutal sobre la superficialidad y el desconcierto que prevalece en el gobierno de Trump. Woodward tiene acceso a los centros de poder de Washington, su fama es intachable, cuenta con reputación por la profundidad de sus investigaciones, que respaldan la veracidad de lo que escribe. Es difícil encontrar otro ejemplo de un libro tan devastador sobre un gobernante como éste.

Por último, The New York Times publicó un editorial anónimo inédito, escrito por “un alto funcionario de la Casa Blanca” que se suma a la denuncia de Woodward. El autor o autora sostiene que, junto con otros compañeros, trabajan como la “resistencia” para evitar los graves errores del Presidente, moderar sus exabruptos y, en ocasiones, asegurarse de que sus instrucciones no se cumplan, llegando a esconderle resoluciones que quería firmar y se le olvidan al pasar su enojo. En un lenguaje lapidario denuncia que “la raíz del problema es la amoralidad del Presidente”.

Trump y sus seguidores reaccionaron furiosos, acusaron al periódico y al autor del editorial de traidores, de intentar un “golpe” a la Presidencia. En uno más de sus 1951 tuits (sic) el Presidente exigió que The New York Times “se lo entregara…”. Inclusive, críticos del mandatario piden que se identifique quién lo escribió, pues da pauta para que Trump apele a sus bases con el argumento de que está siendo “linchado”.

Estos anonimatos siempre acaban por ser descubiertos, salen a la luz pública o se identifican. Al escribir esta colaboración no se sabe si se trata de una persona poderosa del círculo cercano a Trump o proviene de funcionarios de menor nivel. Cuando se conozca la verdad, el asunto podría evolucionar en una crisis constitucional de alcances insospechados o sumarse a la creciente turbulencia política que se vive en nuestro vecino del norte.

Todo lo anterior nos debe interesar puesto que sabemos bien que lo que pasa a Estados Unidos nos afecta, y mucho. Coinciden en el tiempo las elecciones intermedias en ese país, en las que Trump podría perder el control del congreso y enfrentar una ofensiva política para destituirlo, escenario que, de darse, generaría una crisis social y política de alcances insospechados; o bien, mantener su mayoría y proyectarse a ser reelecto en 2020.   Al propio tiempo, tendrá lugar el cambio de gobierno en México en un entorno de inseguridad y violencia delictiva creciente, incertidumbre sobre el destino del Tratado de Libre Comercio y con expectativas creadas difíciles de cumplir.

 

Director de Grupo Atalaya

Twitter: @GustavoMohar

 

Comparte en Redes Sociales

Más de Gustavo Mohar