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Encrucijada migratoria (IV) La ola centroamericana

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

A Tonatiuh Guillen          

Un tsunami es una ola enorme que arrasa con lo que se encuentra en su camino, no se puede contener y no hay manera de evitar que suceda.

Con las diferencias obvias del caso, la llegada a costas europeas de cientos de miles de migrantes provenientes de África y el Oriente cercano es como una ola humana imparable que es imposible detener, que rompe cualquier barrera física, sea muro, barda o alambrado. Cientos de miles de hombres, mujeres y niños hacinados en botes improvisados siguen arriesgando su vida al cruzar el mar Mediterráneo. Miles de personas han muerto en el  intento de llegar a costas europeas. Estos grandes flujos de migrantes han sacudido a los países que los recibieron, en muchos dieron pauta para el surgimiento de movimientos radicales de extrema derecha, nacionalistas y xenófobos. En buena medida por este tema, la Unión Europea atraviesa por un momento crítico que ha puesto a prueba su propia subsistencia.

Hago notar lo anterior porque en México estamos viviendo un momento sin precedente por las llamadas “caravanas” de migrantes centroamericanos ¿Qué consecuencias de corto y mediano plazo tendrán tanto en el ámbito nacional como en el regional, en especial con Estados Unidos? Durante décadas hemos sido el paso de tránsito para migrantes ,que se internan en nuestro país por la frontera con Guatemala, con el propósito de llegar a la frontera norte para cruzar a Estados Unidos, eran como “invisibles” hasta la tragedia ocurrida en 2010 en San Fernando, Tamaulipas, cuando sicarios de los Zetas masacraron a 73 migrantes centroamericanos.

Después vino la Bestia, el tren que parte de Tabasco y Chiapas al cual se suben miles de personas para atravesar el territorio nacional. Los abusos, accidentes, muertes y terribles mutilaciones que sufren los migrantes han ocupado la atención de medios nacionales e internacionales.

Hoy tenemos grupos formados por miles de personas para viajar juntos desde Centroamérica, cruzar la frontera con Guatemala, transitar por el territorio nacional y presentarse ante las autoridades de EU para solicitar asilo. En lo que va del año, se estima que ¡más de 300 mil transmigrantes han ingresado a nuestro país! ¿Cómo pudo pasar? ¿Fue espontáneo o dirigido? ¿por quién y con qué propósito? El gobierno actual enfrentó y enfrenta un reto de enorme complejidad. Su idea de privilegiar los derechos humanos de los migrantes, sin importar si se internan a México sin los documentos que la ley establece, se topó con varias realidades: la Ley de Migración establece los requisitos para que cualquier extranjero pueda ingresar a nuestro país, de lo contrario, no se le permite el acceso, o se le devuelve al país de donde provino; el Instituto Nacional de Migración es la única institución con autoridad para aplicar la citada ley, nunca fue reconocido en su importancia y sufre de una endémica escasez de recursos y corrupción.

En otro hecho sin precedente, los gobiernos federal y estatales decidieron acompañar las “caravanas”; les dieron transporte, alimentos y hospedaje hasta llegar a Tijuana o Piedras Negras. Tuvieron que recurrir a una apretada interpretación legal para “legitimar” su estancia en México con el otorgamiento de visa por razones humanitarias que está prevista en la ley, pensada para casos excepcionales.

Esta decisión generó reacciones predecibles y otras inusitadas.  Donald Trump aprovechó esta situación para acusar al gobierno mexicano de no detener a los migrantes, sostiene que la llegada de las “caravanas” representa una amenaza a la seguridad nacional de su país (sic). Ordenó restringir los cruces fronterizos de mercancías y personas, lo que ha provocado que se generen filas interminables y pérdidas millonarias. Las organizaciones internacionales de tráfico de personas interpretaron estas medidas como si México hubiera abierto su frontera. Han aparecido en Chiapas nacionales de El Congo, Eritrea y Nigeria, desorientados, sin saber qué hacer. En las instalaciones migratorias miles de cubanos organizaron motines para escapar, ¿dónde estarán hoy?

Otra reacción inesperada son los brotes antiinmigrantes en Tijuana y Chiapas. Grupos de personas locales agreden a los centroamericanos, portan cartelones donde piden que se les expulsen y les advierten que no son bienvenidos. ¿qué sucederá si en unos meses están en México decenas de miles de extranjeros que se quieren quedar a vivir en nuestro país? ¿seremos generosos, solidarios?

 

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