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Empatía

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

El 11 de septiembre de 2001, un grupo de terroristas islámicos estrelló dos aviones en las Torres Gemelas de Nueva York y uno más en la sede del Pentágono en Washington. En cuanto los asesores responsables de su seguridad lo autorizaron, el presidente George W. Bush se presentó en la zona de los ataques para conocer en el terreno los trabajos realizados, recibir informes de los bomberos, rescatistas, militares y agencias de seguridad que trabajaron sin parar para identificar posibles sobrevivientes, curar heridos e identificar cadáveres para poder dar respuesta a los angustiados familiares que esperaban con ansiedad saber su destino.

Cuando suceden eventos catastróficos, ya sea por actos de la naturaleza o por el ser humano, la gente requiere sentir que sus líderes están a cargo, que les importa su bienestar y que están tomando las medidas necesarias para enfrentar los daños materiales o pérdidas de vidas.

Así como en el terremoto de 1985, el entonces presidente Miguel de la Madrid, animado por su equipo, recorrió las calles de la Ciudad de México más afectadas, los presidentes Fox, Calderón y Peña Nieto asistieron a las zonas donde se había presentado una tragedia. El segundo tuvo que aceptar los airados reclamos de los padres de jóvenes ejecutados en Ciudad Juárez, Chihuahua, por una banda de pandilleros criminales y abrazar, junto con su esposa, a los deudos.

El presidente López Obrador respondió a la pregunta de por qué no había ido al lugar del trágico accidente de la Línea 12 de Metro diciendo “no es mi estilo, no me gusta la hipocresía, estoy pendiente, solidarizándome con familias de las víctimas, pero esto no es de irse a tomar fotos… eso ya también ¡al carajo!, ese estilo demagógico e hipócrita”. Me parece respetable su opinión, pero equivocada. No es la primera vez que se mantiene distante, parece que evita mostrar un auténtico sentimiento, la natural empatía con los afectados.

Reitero, todas las sociedades necesitan en momentos de crisis la presencia física de quien está a cargo del gobierno. Claudia Sheinbaum reaccionó con rapidez y sensibilidad. En la conferencia de prensa su rostro demostraba dolor, angustia y cansancio por estar viviendo una experiencia tan lastimosa, oír a los familiares y recibir los reportes de la magnitud del evento. Ya empezaban los rumores de su responsabilidad por descuido en el mantenimiento de la pesada estructura.

Es inevitable que los medios quieran encontrar al culpable, politizar las consecuencias, pero habla mal de ellos anticipar acusaciones, posibles secuelas políticas y no la dimensión humana del mismo.

Un amigo inglés me llamó para expresarme su pena, le pregunté cuáles podrían ser las consecuencias en Londres si algo parecido sucediera, su respuesta fue: por lo pronto y de inmediato, se pediría el retiro del puesto (temporal o definitivo) de las autoridades responsables, incluyendo al alcalde, para que el Parlamento iniciara una investigación con expertos de absoluta integridad y neutralidad. ¿Deberíamos esperar algo parecido? ¿La investigación anunciada nos dará certeza de los responsables? ¿Cuáles serán las consecuencias?

En un anuncio desplegado en las entradas a las estaciones del Metro en Londres se escribió esta frase: “Enviamos nuestro amor a las personas de la Ciudad de México.

Si las palabras pueden ayudar a mitigar su dolor y su pena. Descansen en paz todos los que perdieron la vida en esta tragedia. Enviamos amor también y nuestros pensamientos a los que resultaron heridos y a todos aquellos afectados”.

 

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