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¿Cambio o continuidad?

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

           Voto porque éste es mi país 

           y no me puedo hacer el desatendido.

           Xavier Velasco

 

Al publicarse esta colaboración estaremos eligiendo a miles de funcionarios en los tres niveles de gobierno. “Ir a votar” se ha convertido en la frase más reiterada en los últimos meses. Varían las proyecciones sobre la asistencia a las urnas, algunas predicen una abstención similar a elecciones intermedias previas, pero otras proyectan una asistencia, por primera vez, de más del 50% del padrón electoral.

¿Será una elección que altere el rumbo y el poder de este gobierno? ¿Aumenta o pierde presencia en la Cámara de Diputados? ¿En los estados? ¿Habrá violencia de grupos criminales, de caciques locales que obliguen a anular jornadas electorales? ¿El INE saldrá fortalecido, o veremos un ataque para su transformación, acorde con los intereses de la 4T, con miras al 2024? ¿Qué ambiente encontrará la vicepresidenta Kamala Harris al llegar a México unas horas después de saberse los resultados?

En todo el mundo los votantes han perdido interés, confianza y cercanía con el derecho a elegir sus autoridades. Los funcionarios electos, desde los jefes de Estado, hasta los alcaldes de las más pequeñas localidades, ejercen su trabajo apoyados por un porcentaje minoritario de una población sobre la cual podrán influir y, en ocasiones, determinar su vida.

Sólo cuando se presenta al ciudadano común y corriente un escenario en el que el mensaje, la imagen de los candidatos le transmite miedo, rechazo o sincera empatía, se anima a votar. El caso de López Obrador en 2018 es un ejemplo de ello, levantó expectativas infundadas, prometió lo incumplible, pero se benefició del desgaste de los otros partidos políticos y sus candidatos. Hoy nadie ofrece ese atractivo. Morena no representa la popularidad del Presidente.

Si bien López Obrador no aparece en las boletas, el voto de este día es una especie de referéndum sobre su gestión. Su gobierno ha dividido a la sociedad, a familias y amistades. Tiene una base de leales inamovibles y sus crecientes críticos lo consideran “una administración fenomenalmente incompetente, que está degenerando cada vez más en una secta de culto, que un movimiento político”. Otros votarán por otros partidos “para el equilibrio de Poderes y evitar una dictadura”.

 El hecho de que cada persona decida hacer uso de su derecho a votar, tome tiempo para ubicar su casilla, trasladarse, esperar, y marcar su boleta es, en sí mismo, una expresión de compromiso con la comunidad en la que vive, es una señal de cierta conciencia y de su deseo de expresar, aunque sea en ese breve acto, su interés por el bien común.

Millones de hombres y mujeres ordenan, vigilan, administran cada casilla en una larga jornada, aseguran la identidad de cada votante, su registro en las listas que
así lo acreditan, cuentan los votos, confirman su autenticidad y entregan selladas las urnas con los resultados arrojados.

Conviven vecinos que de otra manera no se hubieran conocido, aprenden las reglas establecidas, conocen a los representantes de los partidos políticos con quienes de otra manera nunca hubieran hablado; trabajan y se divierten. Tuve esa experiencia en una elección pasada y viví ese sentimiento societario, similar al que tuve en los terremotos de la Ciudad de México y al asistir a las enormes carpas instaladas para recibir la vacuna contra el covid.

Sin distinción de clase, educación, situación económica, todos iguales, unidos por un valor abstracto para muchos, pero concreto en su implícito sentido de pertenencia. Un bello ejemplo es la imagen que apareció en una de las páginas del INE en la cual un grupo de mujeres indígenas, ataviadas con sus coloridos trajes, preparan la oficina electoral, las urnas y las boletas.

Hay que confiar plenamente en el INE, no en los políticos irresponsables y oportunistas que buscan irrumpir el proceso con tal de no aceptar su derrota. El ejemplo del presidente López Obrador será determinante, cualesquiera que sean los resultados, ojalá sea el hombre de Estado que tanto necesitamos.

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