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2019, año de definiciones

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

En Estados Unidos, el sistema de equilibrio entre poderes se manifestará con toda fuerza ahora que los demócratas tienen el control de la Cámara Baja. ¿Quién iba a pensar que el tema del infame “muro” planteado por Trump desde su campaña, se pudiera convertir en el principio del fin de su administración o al menos, en una derrota mayúscula que mine su aparente poder invencible? Su petición de  5 mil millones de dólares para su construcción no será aprobada y, por ende, el presupuesto tampoco. Ello llevó a cerrar parte del gobierno, pues no hay los fondos para pagar los sueldos de la burocracia.

Al escribir esta colaboración, ambas partes no parecen estar dispuestas a ceder, lo que podría llevar a una crisis sin precedentes. El senador republicano, Lindsey O. Graham declaró: “Si Trump cede ahora, será el final de su efectividad como presidente en 2019; es más, tal vez sea el fin de su Presidencia”. En los próximos días sabremos quién gana esta disputa y con ello, en gran medida, el futuro político de Trump.

También en 2019 concluirá la investigación del fiscal especial Robert Mueller. Todo indica que su reporte será una severa crítica a la ilegalidad que permeó durante la campaña en el equipo más cercano a Trump, incluyendo a uno de sus hijos y a su poderoso yerno. Varios de ellos han sido ya condenados a penas carcelarias. Su abogado personal, Michael Cohen, reconoció haber pagado, por instrucciones de Trump, importantes cantidades de dinero a dos mujeres con las que Trump sostuvo relaciones íntimas a “cambio de su silencio”, ello durante plena campaña electoral. ¿Aportará el reporte del fiscal elementos suficientes que permitan enjuiciar al ocupante de la Casa Blanca?

Al otro lado del mundo, en el Viejo Continente, se definirá el futuro de la Unión Europea. La salida del Reino Unido de la organización puede convertirse en una crisis de grandes y severas consecuencias económicas, políticas y sociales. De no lograrse una salida suave, los efectos de un rompimiento sin arreglo, no sólo afectarán a Reino Unido y Europa, sino tendrá ramificaciones globales, lo que podría llevar al poder a Jeremy Corbin, viejo luchador social autodeclarado trotskista, iniciando así un terremoto político inglés y europeo.

Regresando a nuestro continente, en Brasil veremos qué significa la llegada de Jair Bolsonaro a la Presidencia. Sus antecedentes son de un radicalismo xenófobo, de negación del cambio climático, misógino y violento que, de concretarse con acciones en su gobierno, llevarán a ese enorme país hacia un sistema totalitario que, igual que en el caso inglés, trascenderá sus fronteras.

En México iniciamos este año con una mezcla de esperanza, incertidumbre, expectativa y miedo. En 2019 sabremos los costos financieros totales incurridos por la cancelación del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México; si la opción propuesta es viable y logra las certificaciones necesarias por las agencias internacionales de aeronáutica y los financiamientos necesarios para su ejecución, empezaremos a ver los avances o retrocesos en el combate a la violencia y la criminalidad. La cuestionada Guardia Nacional estará en la lupa de propios y extraños. Soy de los que piensan que su concepción adolece de un vicio de origen: la seguridad ciudadana se construye de abajo hacia arriba, es decir, con “policías comunitarios”, arraigados en los pueblos y municipios, en contacto cotidiano con los ciudadanos, a los cuales deben ser fiables, eficaces y comprometidos. El esquema propuesto da una salida fácil a los gobernadores comodinos o medrosos que no quieren asumir la parte de responsabilidad que les corresponde; en su inmensa mayoría han abdicado a cumplir con su función primordial: proveer seguridad a sus electores.

En 2019 se establecerá el tipo de relación que el nuevo gobierno de nuestro país quiera tener con la administración del presidente Trump. Será interesante ver cómo se desarrolla el primer encuentro personal entre el presidente López Obrador con su contraparte. La migración, la frontera y la seguridad serán los temas más relevantes. Los flujos de centroamericanos parecen continuar, dispersos y silenciosos como siempre han sido, pero sin disminuir, no obstante los escándalos generados por la “caravana”. ¿Tendremos pronto una nueva “caravana”? ¿Cuál será la respuesta de México y la reacción de Trump? ¿Aceptaremos la iniciativa estadunidense de recibir a los peticionarios de asilo mientras ellos deciden su procedencia? ¿A cambio de qué?

Si Trump logra superar la crisis que enfrenta, y busca reelegirse, veremos si usa en su campaña los temas de la frontera con México, como el cruce de drogas y de “maleantes y terroristas”. Va a ser una prueba difícil mantener una buena relación sin ceder en soberanía, ni en principios básicos de una sana y equitativa relación bilateral. Para el presidente López Obrador será inevitable participar activamente en esas definiciones: ¿se acercará a la comunidad mexicana en ese país?, ¿luchará por su legalización y sus derechos humanos?, ¿logrará una aportación real de Estados Unidos en su propuesta para el desarrollo en Centro América? ¿se logrará negociar un equilibrio en la cooperación para combatir al narcotráfico que sea benéfico para ambos países?

Por último, estimo que en 2019 estamos todos obligados a interesarnos en la vida pública de nuestro país, sólo así se consolidan las democracias reales y duraderas. El presidente López Obrador debe trabajar para conciliar a la sociedad, generar apoyos y soportar críticas, no hacerlo puede dar pauta a una mayor crispación social, a un desencanto ante expectativas frustradas y a más violencia e inseguridad.

 

Director de Grupo Atalaya

Twitter: @GustavoMohar

 

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