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¿Será el inicio del fin?

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

Sin embargo, lo que sucedió en las dos semanas pasadas amerita hacer un análisis premonitorio sobre lo que parece ser el inicio del fin de la estancia de Trump en la Casa Blanca.

El 12 de agosto pasado en la ciudad de Charlottesville, Virginia, hubo una marcha de protesta por parte de un grupo de radicales racistas, neofascistas, miembros abiertos del Ku Klux Klan, la expresión pura del racismo extremo estadunidense. Éstos se enfrentaron con un grupo opositor, la trifulca ocasionó la muerte de Heather Heyer, una mujer de 32 años, y múltiples heridos, que fueron arrollados por un coche manejado por un joven extremista de 22 años.

Al referirse al suceso, Trump dijo que “ambas partes” eran responsables del incidente; el jefe del Ku Klux Klan declaró que con ello Trump les mandó un mensaje de apoyo, ya que ellos votaron por él.

Las reacciones no se hicieron esperar; de manera unánime, los medios, los líderes políticos de ambos partidos y las redes sociales acusaron a Trump de inclinarse en favor del racismo, de ser incapaz de criticar la intolerancia que éste representa y alentar con ello a dichos grupos. Por primera vez un Presidente no condena la violencia y el odio xenófobo. Fue tal la reacción, que se vio obligado a leer un texto preparado por su equipo donde quiso aclarar o tratar de corregir lo que había dicho.

Sin embargo, el 22 de este mismo mes, en un acto público en Phoenix, Arizona, ante una audiencia de sus seguidores, Trump olvidó su moderación y durante más de una hora insultó de nuevo a la prensa, a Hillary Clinton, a Barack Obama, y se presentó como una víctima que sufre de acusaciones injustas y falsas.

En el colmo del cinismo, defendió al siniestro exsheriff Joe Arpaio, conocido por su abierto odio a los migrantes, a quienes denigraba al obligarlos a portar uniformes con rayas blancas y rosas. Arpaio fue acusado por el Departamento de Justicia Federal de no cumplir con la orden de un tribunal de suspender el arresto de personas por el simple hecho de “parecer indocumentados”. Trump alentó a su vociferante audiencia a exculpar a Arpaio, lo cual cumplió en una decisión que generó una indignada reacción de la comunidad latina. Una vez más confirma en los hechos su desdén por la ley y los migrantes. Minutos después de que terminó el evento, en un acto extraordinariamente inusual, el señor James Clapper, exdirector Nacional de Inteligencia durante el gobierno del presidente Obama, declaró, entre otras cosas, lo siguiente:

“Serví durante más de 50 años en la Marina y en la comunidad de inteligencia de Estados Unidos, nunca me había sentido tan preocupado como hoy después de escuchar este discurso; no puedo entender a sus seguidores que le aplauden, ¿en qué están pensando?; estoy perplejo y dudo ahora de la capacidad de Trump para estar en esa oficina”.

Al cuestionarlo sobre qué se puede hacer, sostuvo: “me pregunto ¿qué opinan los republicanos serios y responsables?, ¿hasta cuándo puede durar esta pesadilla?, conozco bien los poderes que tiene nuestro Presidente al controlar los códigos de las armas nucleares, el sistema está diseñado para que haga uso de esa facultad de una manera expedita. Ante el enfrentamiento que tiene con el líder de Corea del Norte, esa posibilidad me preocupa en extremo”.

En otro evento extraordinario, The New York Times publicó en su primera página que McConnell, líder de los senadores republicanos, ha dicho en privado: “dudo si Trump puede salvar su Presidencia”.

En suma, el señor Clapper, respetado almirante retirado, conocedor profundo de las entrañas del poder de Estados Unidos, en especial de la comunidad de inteligencia, a la cual Trump llegó a equiparar con el nazismo, y el senador McConell, poderoso líder del partido del Presidente, hacen pública su preocupación sobre la capacidad de Trump para continuar como el primer mandatario de su país. ¿Será éste el inicio del fin del narciso en la Casa Blanca?

En su exaltado discurso en Arizona, Trump no podía dejar pasar la oportunidad para reiterar su agresión a México. Insistió que construirá el muro en la frontera común y que duda mucho que se pueda llegar a un acuerdo en la renegociación del Tratado de Libre Comercio, “en especial con México”, por lo que es muy probable que su gobierno se retire del mismo. Su discurso fue como una voz en el desierto, no impactó el tipo de cambio del peso, pues, según pasa el tiempo, muy pocos creen lo que dice, pero al igual que el señor Clapper, me pregunto, ¿hasta cuándo se acabará esta pesadilla?

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