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¿Qué queremos?

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

En las últimas semanas hemos sido expuestos a un bombardeo cotidiano de información: las tragedias humanas, resultado de los embates inéditos de la naturaleza, de la marginalidad y la corrupción; los conflictos entre y hacia el interior de los partidos políticos; las marchas magisteriales en el Distrito Federal y otras ciudades que han desquiciado la normalidad urbana, las economías locales y, por supuesto, a miles de niños y niñas, al no poder asistir a sus aulas. Para rematar, la economía entró en una fase recesiva que, por lo pronto, afectará la creación de empleos.

A todo ello se suman incontables primeras planas, artículos, editoriales, ensayos y una intensa publicidad mediática sobre las reformas legislativas en consideración del Congreso.

Han aparecido en nuestro lenguaje palabras y conceptos ininteligibles para la mayoría de la población: utilidad compartida o concesiones, aguas profundas, shale oil, consolidaciones fiscales, referéndum, regímenes especiales, equidad distributiva y muchos otros más.

Me pregunto constantemente cómo procesar tanta y tan variada información, ¿qué piensan en realidad los mexicanos sobre estos temas?, ¿ cómo saber sus percepciones, sentimientos, comprensión e interés?

Entiendo que no hay respuestas fáciles ni obvias, pues como todas las sociedades, la nuestra es un rompecabezas formado por muchas partes que en su conjunto nos definen como mexicanos. Es una verdad de Perogrullo reconocer que existe una amplia diversidad de opiniones, tradiciones, protocolos y costumbres según la región del país: no siempre es igual lo que piensa, entiende, cree, y vive un yucateco, un hidrocálido o un neoleonés.

Hace unos meses se dio a conocer la quinta edición del reporte titulado México, las Américas y el mundo, realizado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (http//mexicoyelmundo.cide.edu). Los autores han logrado mantener este esfuerzo para ayudarnos a comprender, medir y analizar las opiniones, los sentimientos y el entendimiento de los mexicanos respecto al mundo, a la política exterior de México y la manera en que ésta les importa, les afecta o la entienden.

Parte de lo que hace original a este excelente trabajo es que las opiniones recogidas distinguen entre dos grandes grupos, los “líderes” y el “público”:

Líderes se definen como personas que participan en forma directa en la toma de decisiones en el medio político, gubernamental, medios de comunicación, academia, sector social y laboral.

Público son mexicanos mayores de 18 años que viven en territorio nacional.

Las respuestas arrojan diferentes y, en ocasiones, sorpresivas perspectivas de cada grupo. Algunas confirman lo que es conocido o que damos por un hecho, mientras que otras son lo contrario, demuestran un grado de madurez, de pragmatismo y de perspicacia mucho menos conocidas y, sobre todo, menos valoradas. Destaco algunas:

-Ambos grupos siguen las noticias tanto nacionales como internacionales.

-Sin embargo, 76% de la población no ha salido de México; los que han salido, más de 50%, lo han hecho a Estados Unidos (los migrantes).

-76% de líderes y público coinciden que la inversión extranjera es buena para el país.

-Pero 65% del público está en contra de inversión extranjera en petróleo y 47%, en electricidad; ellos contrastan con los líderes: 59% está a favor en ambos sectores.

-Las nacionalidades más admiradas por todos son: Estados Unidos, 55%, China, 53%,(!), y España, 51 por ciento.

-60% estaría a favor de formar un solo país con Estados Unidos si ello les garantiza una mejor calidad de vida.

-46% del público está a favor de la presencia de agentes estadunidenses en territorio nacional para combatir al narcotráfico; sin embargo, 62% de los líderes está en contra.

-Más de 70% de ambos grupos coinciden en la importancia que tiene la relación con Estados Unidos, sin embargo, en el caso de Guatemala son los líderes quienes le dan 90% de interés, contra 50% del público.

¿Qué desprendo de lo anterior? Con plena conciencia respecto de los distintos objetivos de esta encuesta con los temas que hoy ocupan la atención nacional, me queda clara la utilidad de diferenciar las opiniones que tiene el segmento líder, tomador de decisiones, con el que tiene el público, los otros mexicanos.

Existen muchas similitudes, pero también diferencias, algunas de ellas contraintuitivas respecto a lo que se podría suponer.

En la sociedad existe un pragmatismo personal respecto a conceptos como soberanía o exclusividad del Estado si con ello se mejora su perspectiva de vida.

En el campo energético, si bien subsisten resistencias a la participación extranjera, en contraste no se vería mal la presencia de agentes extranjeros en nuestro territorio para combatir al narcotráfico, e inclusive no tiene poco apoyo la idea de integrarse a Estados Unidos si con ello se mejora su calidad de vida.

En suma, si bien coexisten hoy similitudes de opinión, percepción y prospectiva entre la clase dirigentes y la sociedad, hay temas en que la segunda tiene un pragmatismo personal, libre de ideologías o intereses políticos, pues su experiencia personal le indica que esas resistencias no corresponden con su realidad.

¿No sería bueno contar con un ejercicio de este tipo para que en los próximos meses los legisladores tomen en cuenta el sentir de su electorado en sus diversos segmentos y no se limiten a actuar en función de su militancia partidista?

Después de todo, es su obligación informar a quien los eligió, con claridad y veracidad, lo que representan estas reformas, cómo les afectarán, cuándo y qué beneficios pueden esperar de ellas. Sólo así podrán legitimar sus votos.

                *Consultor independiente

                Gustavo.Mohar@gmail.com.

                @Gustavo Mohar

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