Encuestas
El mundo vive tiempos de crisis multidimensionales, una de ellas es la crisis de confianza y de credibilidad. Esta desconfianza y falta de credibilidad se manifiestan en todos los aspectos de la vida, en lo social, en lo público, en lo privado, y afectan directamente a la ...
El mundo vive tiempos de crisis multidimensionales, una de ellas es la crisis de confianza y de credibilidad. Esta desconfianza y falta de credibilidad se manifiestan en todos los aspectos de la vida, en lo social, en lo público, en lo privado, y afectan directamente a la calidad de vida de la gente. Las elecciones sufren los embates de oleadas de desconfianza cada vez con mayor intensidad.
Las cifras de confianza interpersonal e institucional en América Latina y el Caribe son las más bajas del mundo y han estado en constante declive en las últimas décadas. Esta crisis de confianza, que se encuentra presente y latente, se traslapa a la democracia y a los procesos electorales.
Dentro de esta nube de desconfianza y opacidad, estamos asistiendo a comicios muy competitivos, frecuentemente con resultados ajustados. El ambiente se encuentra enrarecido por la multiplicación de noticias falsas, desinformación, polarización tóxica, fanatismo político y una corriente permanente de descrédito del árbitro electoral.
En este contexto, considero que un aspecto que merece especial estudio y concientización es el impacto de las encuestas en los comicios y la democracia.
Los estudios de opinión y las encuestas serias, son instrumentos técnicos valiosos, que hoy se encuentran navegando en océanos de encuestas falsas y desinformación, afectando su credibilidad y confianza.
Las encuestas falsas o sin rigurosidad técnica, que son de apalancamiento o empuje, conocidas como push poll, y que tienen como fin ¨apuntalar¨ determinadas candidaturas generan un efecto de distorsión de la realidad y crean escenarios de falso triunfalismo.
La difusión de encuestas manipuladas, poco rigurosas, sin muestra estadística, sin metodología o abiertamente falsas, sumadas a la baja confianza institucional electoral que tenemos en la región, se transforman en un nuevo coctel explosivo para el caos y la anarquía, en donde pescan a río revuelto desinformadores y estrategas de campañas.
Durante los últimos años, las Misiones de Observación Electoral (MOE) de la OEA han expresado en sus informes técnicos que el uso político de encuestas a boca de urna y conteos rápidos extraoficiales genera incertidumbre respecto de los resultados y potencian la desconfianza de parte de los actores en contienda.
Cuando las encuestas presentan resultados muy distintos, fuera de los márgenes de error a los que se registran en el conteo oficial de votos, generan una distorsión en la ciudadanía que da lugar a suspicacias, desconfianza y desinformación, erosionando gravemente la democracia.
Como lo han señalado distintos Informes de las MOE, es necesario publicar de forma transparente y accesible la metodología de trabajo de todas las encuestas y sondeos de opinión, reforzando las advertencias en torno a que no constituyen resultados oficiales.
BALANCE
Como lo ha señalado el secretario general de la OEA, Luis Almagro, debemos reivindicar el valor de la política, los demócratas del hemisferio debemos apoyar siempre un camino electoral, institucional, transparente y justo. La voluntad popular debe prevalecer siempre y en todos los casos.
La desinformación y la información falsa, sumadas a las encuestas falsas o manipuladas, son un desafío mundial de la era digital, que está directamente relacionado con la integridad de los procesos electorales.
Necesitamos fortalecer una cultura política que se base en la verdad como columna vertebral y como esencia del comportamiento humano. Encuestas serias y profesionales son indispensables para la buena salud de nuestra democracia.
Esta columna se toma unas breves vacaciones. Regresará el 25 de julio.
*Los puntos de vista son a título personal.
No representan la posición de la OEA
