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Democracia digital

Francisco Guerrero Aguirre

Francisco Guerrero Aguirre

Punto de equilibrio

Vivimos en un mundo digital y la tecnología ocupa un lugar fundamental en el desarrollo de las sociedades e instituciones, convirtiéndose en una herramienta indispensable para el ejercicio de todos los derechos: civiles, culturales, económicos, políticos y sociales.

Elaine Ford, internacionalista y especialista en e-Democracia, señala que las democracias contemporáneas presentan nuevas oportunidades y desafíos, producto de la revolución de internet, las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) y las diversas plataformas digitales.

La relevancia de la tecnología es notable a través del uso masivo de la telefonía celular, las redes sociales, el correo electrónico e internet, entre otras, cuyo uso se ha incrementado a lo largo de la pandemia de covid-19 y dentro de los ciclos democráticos electorales recientes.

Uno de los retos de la democracia contemporánea es el buen uso de la tecnología y que la misma pueda transparentar y mejorar la calidad de los procesos democráticos, dotando de mayor celeridad y precisión el procesamiento de los resultados y la seguridad del sufragio.

Es cada vez más frecuente la incorporación de nuevas modalidades de votación, como el voto electrónico y el voto por correo, junto con la  automatización de registros electorales, inscripción de candidaturas, control del gasto y propaganda electoral, escrutinio y entrega de resultados, entre otros.

Sin embargo, la inclusión de la tecnología en los procesos electorales no es automática ni instantánea, no se trata de un asunto exclusivamente técnico, se deben considerar varios aspectos particulares de cada país, sus condiciones políticas y de desarrollo, la tradición y la práctica electoral, y el acceso geográfico-tecnológico.

Cada incorporación de tecnologías nuevas debe generar mayor confianza entre los sujetos políticos y ciudadanos, la misma que no puede ser tomada de manera unilateral o a puertas cerradas, debe pasar por un proceso abierto de consultas que incluya a todos los actores y su implementación debe ser paulatina o por etapas.

El establecimiento de marcos regulatorios claros y consensuados, la realización de procesos de auditoría, pruebas técnicas, capacitación, proyectos piloto, acceso a la información pública y buenas campañas de difusión pública son medulares para tener éxito de la incorporación tecnológica a los comicios. 

En un contexto de sociedades altamente polarizadas y con presencia de información instantánea, abundante y globalizada, los organismos electorales tienen el enorme reto de incorporar a la ecuación democrática, las nuevas tecnologías de la información y comunicación como variables que produzcan mayor credibilidad e integridad de los procesos electorales.

 

BALANCE

El potencial transformador de la tecnología dentro de la democracia solamente puede alcanzarse si las decisiones de las autoridades electorales son autónomas e independientes, así los procesos electorales son eficientes y garantizan el respeto absoluto a la voluntad de la gente.

La incorporación de las TIC en los procesos electorales requiere de una mirada imparcial y objetiva, que contribuya a que los organismos electorales puedan mantener buenas prácticas digitales e implementar recomendaciones para su consolidación.

En este propósito, la OEA, a través de sus Misiones de Observación Internacional, produce informes técnicos, imparciales y rigurosos sobre el buen uso de la tecnología y su implementación paulatina; estos informes son parte del acervo técnico-electoral regional. Incorporar un enfoque de renovación tecnológica en nuestras democracias es un reto crucial que debemos enfrentar.

* Los puntos de vista son a título personal.

No representan la posición de la OEA

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