Democracia: cinco desafíos

Las redes sociales han modificado irreversiblemente el modelo de comunicación política

Casi 22 años han pasado después de la suscripción de la Carta Democrática Interamericana en Lima, Perú. El mundo y el continente han sufrido dramáticas transformaciones que han modificado la manera en que se llevan a cabo los procesos electorales y la forma en que los gobiernos seleccionados por la gente enfrentan las diversas problemáticas nacionales y foráneas.

Existe coincidencia entre expertos y organismos especializados de que la democracia está experimentando un profundo proceso de desgaste que se expresa en crecientes dudas sobre la legitimidad de los comicios y la falta de confianza ciudadana en la capacidad operativa de los gobiernos democráticos.

La erosión de la democracia es una realidad que tenemos que enfrentar para recuperar la esperanza en un futuro mejor, a la luz de las consecuencias de la guerra en Ucrania y de la salida paulatina de la pandemia.

Sin ánimo de ser exhaustivo, me permito señalar cinco desafíos contemporáneos que merecen una reflexión de parte de todos los actores políticos, económicos y sociales:

1.Polarización tóxica. El debate duro y las campañas de contraste son indispensables. Sin embargo, el concepto de “adversario” ha mutado al de “enemigo”. Las elecciones no están resolviendo las diferencias centrales, dando paso a una “sequía” de diálogo político entre gobernantes y opositores. Pareciera que el “pozo democrático” se ha envenenado con agravios irreconciliables y consignas destructivas.

2. Ataques a los órganos electorales. Desde dentro del poder establecido y también desde espacios externos, existe una peligrosa corriente de descalificación a la labor de los órganos electorales, administrativos y judiciales, que ha minado la confianza ciudadana y puesto en peligro la transición pacífica del poder.

3. Nuevas tecnologías. Las redes sociales han modificado irreversiblemente el modelo tradicional de comunicación política. Estamos pasmados ante las consecuencias nunca imaginadas de la Inteligencia Artificial y todas sus derivaciones. Las redes corren el riesgo de transformarse en refugio de radicales y anarquistas que enarbolan un discurso de odio nunca antes visto.

4. Desconfianza ciudadana. Los efectos perniciosos de la polarización tóxica y el descontrol producido por el “torrente viral” de las redes sociales ponen en riesgo los valores tradicionales de la democracia, dando lugar a una falta de “fe social” en la gobernabilidad democrática, el Estado de derecho e, incluso, los derechos humanos.

5. Ineficacia gubernamental. La pandemia echó abajo muchos de los logros de la política social de los últimos años. En nuestro continente hemos retrocedido a los niveles al alcanzados en 2007. La lucha contra la pobreza, la migración producto de la ineficacia de dictadores y gobiernos corruptos y la falta de capacidad fiscal para enfrentar los problemas ancestrales, colocan a los gobiernos en una situación muy delicada ante la imposibilidad de generar soluciones concretas en medio de inestabilidad económica, inflación y nerviosismo financiero.

BALANCE

Como lo ha señalado Luis Almagro, secretario general de la OEA, el más grande desafío que enfrenta el continente es conciliar un modelo de elecciones libres y justas con un modelo económico capaz de acabar con las injusticias y las desigualdades.

Los nuevos retos de la democracia sólo se solucionan con más y mejor democracia. Regresar a los valores esenciales del debate constructivo, la tolerancia política y la construcción de consensos entre el gobierno y la oposición legítima es urgente si queremos conservar lo que hemos alcanzado y construir las bases de un mejor futuro. Vaya tarea titánica.

* Los puntos de vista son a título personal.

No representan la posición de la OEA

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