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El fantasma del Fobaproa

Francisco Garfias

Francisco Garfias

Arsenal

A los empresarios les “cerraron la puerta” en plena emergencia sanitaria, como bien dijo el presidente del CCE, Carlos Salazar Lomelín.

López Obrador no quiere saber nada del plan de acción de los hombres del dinero para paliar los efectos de la pandemia en el empleo, los salarios, la inflación, el tipo de cambio, la contracción del PIB.

La cerrazón del Presidente, apoyada en los fantasmas del Fobaproa —rescate bancario—, llevó a la iniciativa privada a reunirse, al margen del gobierno, con 30 organizaciones sindicales para buscar una respuesta ante la crisis económica derivada del COVID-19. La IP propone también que se brinden apoyos económicos entre integrantes del sector privado. Adelantar pagos a los proveedores por parte de las grandes empresas. Hay un programa que se llama Adopta una MiPyme y es para aquellos que cuenten con la capacidad de ayudar a las pequeñas empresas. ¿Rebasado por la derecha?

 

* El Presidente finge como que no ve la molestia de la IP. Dice que prácticamente todos los empresarios han manifestado colaboración y apoyo a sus medidas. Falso.

Apenas el lunes, en videoconferencia, Carlos Salazar, presidente del CCE, quien a veces parecía aliado de la 4T, declaró que los empresarios “hemos encontrado una puerta cerrada a nuestras propuestas”. Precisó que no pidieron al gobierno apoyos para rebajar impuestos, sino el apoyo a trabajadores que no viven de los programas sociales.

Salazar, como muchos otros, no le da crédito al compromiso asumido el domingo por López Obrador, de crear dos millones de empleos en nueve meses. ¿Cómo los va a crear con estas condiciones? ¿De dónde saldrá el dinero para crearlos? Se preguntó. “Hasta donde recordamos, no se ha creado nunca una cantidad tan importante de empleos”.

Algunos ven ya una próxima ruptura con los empresarios. Se lo preguntaron en la mañanera: “Hay quienes quisieran (la ruptura), pero los vamos a ir convenciendo poco a poco”, dijo.

Insistí: ¿No se aplicarán las medidas de antes: rescate, privilegios fiscales, aumento de precios, congelamiento de salario, despido de trabajadores?

“Eso quedó atrás. Se fue al basurero de la historia”, puntualizó.

 

* Hay confusión y molestia sobre qué va a pasar con las personas físicas y morales que no se pongan al día en sus impuestos en épocas del coronavirus. El Presidente se niega a dar tregua fiscal en estos difíciles días de emergencia sanitaria y parálisis económica. A las empresas se les terminó el plazo en marzo para hacer su declaración fiscal. A las personas físicas en abril.

De buena fuente sabemos que las personas morales y físicas que sean requeridas por el SAT no quedarán en situación de indefensión jurídica durante el tiempo que dure la emergencia sanitaria. La impugnación sobre el juicio respectivo la podrán hacer una vez que reanuden labores los tribunales.

Para efecto de hacer valer esas medidas cautelares, los contribuyentes podrán solicitarlas ante las guardias que funcionan en los juzgados de distrito en materia administrativa del Poder Judicial de la Federación, vía juicio de amparo indirecto.

 

* Las buenas noticias siguen llegando de China. Wuhan, que fue cuna del coronavirus, levantó la cuarentena. Fueron once semanas de riguroso confinamiento. Los habitantes de la ciudad ya pueden entrar y salir sin autorización.

México registró oficialmente su primer caso el 28 de febrero de este año. Llevamos 5 semanas y media. Exactamente la mitad de lo que requirió Wuhan. A diferencia de López Obrador, las autoridades de salud no parecen optimistas. El 17 de marzo, el doctor Hugo López-Gatell, vocero del gobierno federal para la pandemia, dijo que serían por lo menos doce semanas de contingencia. Pero como no somos China y no dimensionamos a tiempo el tamaño de la pandemia, no nos tomamos en serio lo que ya ocurría en el mundo.

Todavía el pasado 14 de marzo, el Presidente cargó y abrazó a una niña. La foto dio la vuelta al mundo. Por las mismas fechas, en la CDMX, se llevó a cabo el festival Vive Latino que juntó a decenas de miles de personas.

Es un hecho de que no serán doce semanas de confinamiento, a menos de que se produzca un milagro. López-Gatell lo sabe: “Debemos estar preparados para una epidemia larga… La parte más intensa no ha llegado. En estimaciones matemáticas, a finales de abril, la primera semana de mayo, es donde vamos a tener mayor transmisión”.

A resignarse.

 

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